Vinokourov gana entre lágrimas y Valverde termina en la tercera posición tras sufrir una caída

Colpisa

DEPORTES

26 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«¡Vino ha vuelto!», anunciaba entre lágrimas Alexander Vinokourov (Astana) en la meta. El kazajo, de 36 años, venía avisando. Llegaba de vencer el Giro del Trentino. Pero su gran golpe llegó ayer en la más antigua de las clásicas ciclistas, la Lieja-Bastoña-Lieja. Venció después de 258 kilómetros y de incontables escaramuzas de los favoritos a la victoria final.

Vinokourov se impuso por segunda vez en Ans, cinco años después de su primera victoria en esta prestigiosa carrera. Durante este tiempo, el corredor kazajo, tras dar positivo en un control en el Tour de Francia del 2007, estuvo dos años sancionado por dopaje. «Esta victoria es una revancha. He pasado página y he vuelto más fuerte», sentenció después de conquistar un triunfo tan importante.

Vino dejó atrás al grupo de ilustres a 17 kilómetros de meta. Alberto Contador, compañero del kazajo, había castigado a los grandes con ataques impulsados por su molinillo. Vinokourov se marchó y después se unió a su aventura el ruso Alexander Kolobnev. Pero Kolobnev cedió ante el empuje de su rival en el último repecho de la prueba, a las afueras de Lieja.

Caída sin consecuencias

Valverde, que sufrió una caída durante el recorrido, cruzó la meta tercero, a 1 minuto y 4 segundos del vencedor. El murciano se impuso el esprint en su grupo de llegada al belga Philippe Gibert y a un activo Cadel Evans para ocupar el último peldaño del podio. «He sufrido una caída y tengo heridas en el hombro. Pero estoy contento con mi actuación, porque siempre es importante estar delante y poder acabar tercero en una carrera como esta. Vinokourov y Kolobnev se han ido en el momento justo y luego cuando hemos intentado cogerles no íbamos con la convicción necesaria. Guardábamos algo de fuerzas para el final», reconoció Valverde.

Contador se mostró feliz por el triunfo de su compañero. «Estoy contentísimo de que haya ganado Vino. Es como si hubiera ganado yo», aseguró. Pero el madrileño sigue teniendo hambre. Quiere ganar una clásica.