A punto de cumplir diez años en el cargo, realiza un orgulloso acopio de recuerdos desde su época de guardameta
13 mar 2010 . Actualizado a las 02:13 h.En el mejor Sevilla de todos los tiempos, él es el negociador. Monchi (San Fernando, 1968) ya pertenecía a la historia nervionense, a la que entró como guardameta, pero ahora se ha convertido en leyenda. Este verano cumplirá diez años como director técnico del próximo rival del Deportivo.
-¿Cómo accedió al cargo?
-Eran momentos duros, con deudas y descenso a Segunda incluidos, yo estaba de delegado y el presidente Roberto Alés me lo pidió como favor porque siempre me veía trabajando en el club. Tenía que sustituir a Vicente Miera, pero al Sevilla no podía decirle que no. Estoy en este cargo porque no me lo pensé. Ahora, con el paso del tiempo, veo que si tengo que tener un sitio en la historia del Sevilla será como director deportivo.
-¿Era de los que tenían ojo con los canteranos?
-No, pero me encantaba documentarme mucho de los rivales, conocerlos a la perfección. Pero nunca me vi en esto, yo estudié derecho. Y para entrenador, yo no valgo.
-¿Vive pegado al vídeo?
-Me gusta mucho el fútbol, tengo la suerte de que a mi mujer también y lo veo en casa. Pero no llego al extremo de mi ayudante Víctor Horta, que es un obsesionado.
-¿Del Nido se inmiscuye?
-No se mete demasiado. Le gusta estar al tanto de todo, pero las funciones son definidas y sabe delegar. Además, el Sevilla tiene estructura de empresa.
-Al contrario que el Deportivo.
-Yo doy clase en el curso de dirección deportiva de la federación y lo pongo como ejemplo de club presidencialista.
-Lo fácil es fichar como hacen el Madrid y el Barcelona.
-Pues tampoco te creas, porque no tienen margen ni de error ni de espera. Nosotros pudimos esperar por Kanouté seis meses y por Alves un año y medio.
-En el extremo opuesto, los clubes que siguen fichando a pesar de sus deudas, prometiendo cantidades que saben que no van a pagar. ¿Qué opinan los clubes saneados?
-Que para los clubes que pagamos no es justo que otros no cumplan. Pero el futbolista debería enterarse de con qué club negocia, y los propios clubes, a quiénes venden sus jugadores. Por si no tienen solvencia para pagar.
-¿Funcionaría Monchi fuera del Sevilla?
-No lo sé, ni creo que llegue a saberlo. Soy más sevillista que el director deportivo.
-Hablando de buenos maridajes. Lotina ha renovado.
-Hay entrenadores que se adaptan perfectamente al club en el que están. Y el Deportivo acierta con la renovación de Lotina.
-Usted ha jugado con el actual entrenador de su club, Manolo Jiménez, tan criticado.
-Todos llevamos dentro un entrenador y un director deportivo, pero los profesionales debemos estar por encima de las críticas. Y a Jiménez le avalan los resultados.
-También ha compartido vestuario con hombres que han hecho historia en el fútbol, como Bebeto.
-El que yo conocí, ya en decadencia, era muy diferente al que estuvo en el Deportivo. Un placer, en todo caso. Pero también hubo otros: Bilardo, Aragonés, Espárrago, Maradona, Zamorano, Suker... ahora sé que aprendí mucho con todos ellos.
-¿Deportivo y Sevilla juegan la misma Liga?
-La clasificación dice que sí. Tiene muchísimo mérito lo que está consiguiendo esta temporada, luchando por estar en Europa. Espero que ganemos este partido para distanciarnos un poco. Pero, realmente, solo el Madrid y el Barcelona juegan una Liga diferente; y el resto, otra.
-¿El fútbol es de los agentes o de los presidentes?
-En realidad de ninguno, o de todos. Todos aportan algo. Hay que tener mucho cuidado. Pienso que nadie te engaña, sino que uno se deja engañar por estar mal documentado. Por eso, yo insisto tanto en eso.
-Lo que conlleva dedicación.
-Me remito a Valdano, que dice: «El éxito en la vida solo está por delante del trabajo en el diccionario, por imperativo alfabético». Yo dedico muchas horas al trabajo.
-Pero saca tiempo para su pasión: las chirigotas.
-Cierto. Soy de San Fernando, Cádiz. Este año formé parte de una llamada «Los pre-paraos».
-Además, tuvo su momento relacionado con la televisión. Demasiadas experiencias para resistirse a escribir unas memorias.
-Estoy en ello, estoy en ello.