«El fútbol español cambió al llegar Cruyff y se empezó a valorar que el fútbol es de los jugadores buenos»

P. G.

DEPORTES

02 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Raúl Caneda es un entrenador con las ideas muy claras. Por eso, no deja pasar la oportunidad de transmitir y compartir su concepto de fútbol. En esta conversación, se intentó echar la vista atrás, hasta el momento en el que el grovense decide cuál es el camino que desea tomar en el balompié.

-¿Cuáles son sus referentes iniciales?

-Cuando yo tenía veinte años, Lillo, Sacchi y Cruyff eran las referencias fundamentales.

-¿Lillo, a la altura de Sacchi y Cruyff, nada más y nada menos?

-Es cierto. Y yo añadiría, si se me permite, uno más: el gallego Julio Díaz. Otra cosa es adonde han llegado y las oportunidades que han tenido, porque no todos los entrenadores tienen la oportunidad de entrenar al Barcelona.

-¿Son ellos los que le ayudan a decidirse a ser entrenador?

-Bueno, en realidad, yo lo tenía bastante claro.

-Al menos, modos y maneras como las de Cruyff sí han influido en su modo de entrenar.

-En el de todos. El fútbol español ha cambiado desde la llegada de Cruyff. Lo que se consideraba útil era en realidad una mentira disfrazada de algo serio, con palabras como garra . Pero como a Johan Cruyff le tocó ganar, se empezó a valorar que el fútbol es de los jugadores buenos.

-Obvio, por otra parte.

-Ahora lo parece, pero durante muchos años, el fútbol español vivió bajo la dictadura de la furia. Se llegó a crear un perfil de jugador casi obsceno. Pero con el paso del tiempo, después de Cruyff, surgieron nombres como los de Xavi, Iniesta, Silva, Fran, Guardiola... y de la mano de esta normalidad, y no de la furia y esas estupideces, llegó el éxito. La selección española actual es tan moderna en su juego, que parece del pasado.

-¿Es así como se forjó el Raúl Caneda entrenador que ahora conocemos?

-Esa mentira de la que hablé era tan evidente que me ayudó a dimensionar mi elección de ser entrenador, y además reforzó mi búsqueda hacia otros caminos.

-¿Sintió que algo había que hacer para detener esa dictadura que oprimía al fútbol español?

-Je, je, no fue tan mesiánico.