Cristiano Ronaldo hace un viaje relámpago de ida y vuelta a Lisboa para ser descartado por Portugal

I. Tylko

DEPORTES

11 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Como estaba cantado, los médicos de la Federación Portuguesa confirmaron la lesión que sufre Cristiano Ronaldo en su tobillo derecho y lo descartaron para los partidos de repesca mundialista ante Bosnia-Herzegovina.

El centrocampista tuvo que desplazarse a la concentración de su selección en Óbidos, cerca de Lisboa, se sometió a diferentes pruebas en una clínica privada de la ciudad de las siete colinas y tres horas después emprendió viaje de regreso.

Las reacciones de Florentino Pérez y Carlos Queiroz en las últimas horas ya permitían pensar en una especie de pacto formal para que ninguna de las partes afectadas quedase por encima y el jugador no se viera en la encrucijada de tener que tomar partido por su club o por la selección.

Cristiano se puso en manos de los médicos de su Federación, tal y como estipula la FIFA salvo que el propio futbolista se niegue por escrito, arropó a sus compañeros de cara a esta eliminatoria trascendental pero no jugará. De antemano sabía que otra recaída, como la sufrida en el partido contra Hungría, le haría pasar por el quirófano y podría poner en riesgo su carrera.

De la misma manera que había hecho el club blanco a lo largo de todo el día, el seleccionador de Portugal y ex entrenador del Real Madrid, Carlos Queiroz, también abogó por la «pacificación» a primeras horas de la mañana, en la multitudinaria conferencia de prensa que ofreció con Cristiano Ronaldo como tema estrella.

«No hay caso Ronaldo. Nadie está por encima o por debajo. El Real Madrid es un club muy importante, pero no más que el resto. Así lo demuestra el hecho de que Cristiano venga a examinarse por nuestros doctores. Si no puede jugar, pues no jugará. Pero lo primero es ver cómo se encuentra», adujo Queiroz, que se juega su futuro en el banquillo luso frente a la selección de Bosnia.

El ex ayudante de Ferguson en el Manchester United dejó sentado que la decisión final se fundamentaría en los exámenes médicos y sería «innegociable e ineludible». Garantizó que «no existen pruebas de fuerza, caprichos o egos, solo un sentido de responsabilidad». A su juicio, había que «simplificar» una cuestión sobre la que no tiene sentido polemizar, y tener en cuenta que «defender el bien del futbolista supone proteger los intereses tanto del Madrid como de Portugal».