El bautismo ciclista de Iván Raña

DEPORTES

El ciclista de Ordes se metió en su primera escapada larga, algo que creía «impensable a principios de temporada»

11 oct 2009 . Actualizado a las 02:23 h.

Una recta de sesenta kilómetros y otra de setenta unen las ciudades mexicanas de Parral y Camargo. Dos líneas interminables que cortan Chihuahua. Pasto para el esprint masivo, pero terreno de bautismo para Iván Raña.

El ciclista de Ordes se metió en su primera escapada larga, la del día. La primera fuga de su carrera ciclista. Fueron 116 kilómetros de aventura. Iván Raña, conocido entre los mexicanos por el Campeonato del Mundo de triatlón conquistado en Cancún, pudo reivindicarse ayer como ciclista en Camargo.

En el kilómetro 26 de la etapa, la penúltima de la Vuelta a Chihuahua, por el pinganillo se anunció la fuga del día: Fran Pérez, Van Geffen, Pont, Piedra, Erker... y Raña. Ezequiel Mosquera, líder del Xacobeo Galicia, casi da un bote sobre la bicicleta. «Me puse muy contento cuando me enteré de que Iván había cogido la fuga. Ya lo había intentado en la etapa de Creel», dice el teense, quinto clasificado en la última Vuelta a España.

Por fin la escapada deseada, aunque fuera una de esas condenadas a muerte. «Para mí era impensable meterme en una fuga a principios de temporada. No tenía experiencia ni oficio para moverme. Ahora noto que hago cosas mal, lógicamente, pero voy empezando a aprender algo», comenta Iván Raña, quien relata que se decidió cuando parecía que se templaba un poco el pelotón: « Me dije, ¡a tope, a tope, a tope!». Y se formó la fuga.

Enorme desgaste

«Nos dejaron unos veinte segundos. Yo pensé que nos iban a pillar, pero cuando alcanzamos el minuto de ventaja ya nos dimos cuenta de que permitían la escapada», cuenta. Luego, los relevos, las fuerzas que poco a poco se van erosionando. «Parece que vas bien, pero te desgastas y llega un momento en el que vas medio pájara. A mí me pasó en el kilómetro ochenta», señala.

Incluso llegó a pensar por un instante que la escapada podía triunfar: «Iban calculando para pillarnos. Hubo un momento en el que pensé que igual nos dejaban llegar, porque en la fuga no había ningún corredor importante, pero no fue así».

El gran grupo culminó la caza. Y Raña se mantuvo en posiciones punteras del pelotón. Sus compañeros, después de cruzar la meta, le insistieron en que aquello no tenía sentido: «¿Qué creías? ¿Qué ibas a ganar la etapa?». Pero Raña se sentía con fuerzas y quiso probar esa adrenalina venenosa que se respira en el primer vagón de los corredores cuando el tren encara el esprint masivo. «Quiero meterme en ese follón para aprender. En casa, sentado, no aprendo. Además, vi a Mosquera y a Alejandro Paleo y quería ayudar», señala.

En la meta de Camargo, César Vaquera firmó el primer triunfo de un ciclista mexicano en esta vuelta. Óscar Sevilla mantuvo el maillot de líder, con 6 segundos sobre Ladino; Ezequiel Mosquera ocupa la novena plaza, a 7 minutos y 58 segundos. Pero en Camargo, lo importante es que Raña aumentó su hambre de ciclismo. «Esto me anima a seguir el año que viene. Me motiva evolucionar. No es dónde estás, sino hacia dónde vas», concluye.