El regreso del «yerno perfecto»

R.?V.

DEPORTES

19 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

A Joan Verdú el Espanyol le hizo una oferta de película, «irrechazable» según sus palabras, y se fue. La noticia se confirmó oficialmente tras el último partido liguero, así que el público de Riazor no le pudo decir adiós. Sí lo despidió Lotina, que tras ese encuentro le estrechó la mano en el vestuario y le dijo: «Suerte». Lo daba por perdido. El club coruñés había manejado mal los tiempos de la negociación: cuando el Espanyol apuntaba a Segunda, se le hizo una oferta escasa para su criterio, Verdú esperó, los pericos se salvaron y al final atrapó una buena suma en Barcelona.

Al catalán lo trajo Caparrós, pero fue el vizcaíno el que lo bañó en confianza. Casi ilimitada. Lotina veía en Verdú virtudes que no llegó a apreciar gran parte de la grada, que le reprochaba siempre su excesiva lentitud en la conducción de la pelota. Pero más allá de cuestiones futbolísticas, lo que separó al catalán de la afición fue haberle arrebatado el puesto a Valerón. Es imposible, y también injusto, avanzar en el ránking del cariño del deportivismo, por muchos siete goles que metas en Liga, si lo haces a costa del más querido. El Flaco y Verdú se repartieron elogios, pero poco juego, pues apenas coincidieron en el campo.

Pochettino lo ha utilizado en el Espanyol en todos los puestos del mediocampo, e incluso lo ha hecho coincidir con De la Peña. Hoy actuará en el doble pivote, unos pasos por detrás de lo que lo hacía en el Dépor, ocupando el puesto de Lo Pelat. Cuentan las crónicas que el mejor espanyolista en el inicio de Liga ha sido este padre de un pequeño coruñés (su hijo Joan nació aquí el 10 de abril) y «yerno perfecto, el chaval perfecto», como lo definió ayer Lotina.