Miguel Ángel Lotina entrará el sábado en el podio histórico de técnicos del Deportivo en Primera. Alcanzará los 77 partidos y superará así al sevillano Joaquín Caparrós, al que igualó en la última jornada del pasado campeonato liguero. Por delante le quedarán, a distancia todavía considerable, el también vasco Javier Irureta y el gallego sabio, Arsenio Iglesias.
El preparador vizcaíno, que llegó a A Coruña en agosto del 2007, valora el dato estadístico: «Antes que nada decir que es un honor para mí ser el tercer técnico con más partidos en Primera de un equipo como el Dépor, un club centenario y campeón de Liga, de los que hay pocos».
Lotina ha necesitado dos temporadas y la que ahora comienza para llegar a esos 77 encuentros. Su inicio fue poco prometedor, un 0-3 en Riazor frente al recién ascendido Almería, pero resultó todavía peor lo que llegó después. En la jornada 19, el Deportivo había entrado en barrena: acumulaba cuatro partidos seguidos sin ganar, llevaba cuatro meses y once días sin vencer en Riazor y había caído hasta el antepenúltimo puesto, a cinco puntos de la salvación. El cese parecía cercano. El proyecto Lotina tenía las días contados. Pero en la jornada 20, el 27 de enero del 2008, su equipo ganó al Valladolid al abrigo de su público y volvió de entre los muertos.
«Meses muy bonitos»
Cuando se le pregunta al entonces y todavía hoy técnico blanquiazul cuál ha sido su mejor momento en el banquillo deportivista, elige aquel: «Mi mejor recuerdo es la reacción del equipo en esa primera temporada, todo lo que ocurrió a partir del partido con el Valladolid. Esos meses fueron muy buenos. El equipo empezó a jugar bien, y el vestuario demostró que quería salir del hoyo. Son de esos momentos que quedan para siempre». El Deportivo fue progresando en la tabla hasta llegar a la séptima plaza (jornada 34) y, ya relajado por haber asegurado la salvación, finalizó noveno.
La otra cara de la moneda, la cruz, el peor momento, data también de su primera temporada. Fue la gresca en el vestuario entre Aouate y Munúa, justo en el momento en el que el equipo se encontraba en puestos delicados. Aquel 11 de enero y lo que ocurrió después lo marcaron: «Es un tema que quise arreglarlo dando yo la cara, me quise meter en un tema entre dos individuos por ser legal y solucionarlo. Al principio me embarró mucho, aunque luego creo que salí muy fortalecido de la situación». Se fortaleció más tras la excelente pasada campaña, en la que el equipo pugnó por la Copa de la UEFA.
Tras el choque del Bernabéu, por delante le quedarán Irureta, con 266 partidos, y Arsenio, con 190. «Esas dos cifras son palabras mayores. Hablar con tanta anticipación en el fútbol es muy complicado. Hay que ir día a día, partido a partido, ¡cómo para plantearse batir esos récords. Ya bastante contento estoy de ser el tercero de la lista».