Nicki Sorensen llegó solo a Vittel

Benito Urraburu

DEPORTES

17 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Nicki Sorensen, un todoterreno de 34 años, levantó los brazos en solitario en Vittel. El danés del Saxo Bank afrontó el Tour 2008 en el equipo de Carlos Sastre. Y ya sabía lo que era ganar una etapa en una gran vuelta gracias a su triunfo en la Vuelta del 2005, en Ávila. Sorensen, que sacó provecho de la fuga del día, fue la cara alegre en la meta. Otros entraron de peor humor. Porque, poco antes de que Mark Cavendish y Thor Hushovd batallaran por el esprint de consolación, se produjo una caída en los últimos tres kilómetros. Cadel Evans y Levi Leipheimer se vieron afectados, aunque sin consecuencias.

Cavendish no pudo luchar por el triunfo. Los ciclistas del Columbia están cansados después de preparar cuatro triunfos del ciclista británico.

No solo Leipheimer y Evans sufrieron imprevistos en la jornada de ayer. Armstrong tuvo un problema mecánico y lo esperaron Popovych, Rast, Muravyev y Paulinho. Lo normal en uno de los dos líderes del equipo. El Astana lo tiene todo controlado. Desde hace unos días van a rebufo del Ag2r, que defendió sin problemas el primer puesto de Rinaldo Nocentini.

Tensión en los Vosgos

La tensión volverá este viernes a la carretera en los Vosgos, unas montañas que no son los Alpes ni tampoco los Pirineos, un terreno complicado, peligroso, ideal para emboscadas, pero en el que el pelotón usará pinganillo después de la rectificación del Tour.

Basta con recordar algunas pinceladas de lo que ha sucedido en este territorio para comprobar su importancia. En el 2005, en el último Tour victorioso de Lance Armstrong, la etapa la ganó el holandés Peter Weening, en Gerardmer. Armstrong no tuvo un buen día. Ni él ni su equipo estuvieron muy brillantes. Lo más curioso es que fue Andreas Kloden el que atacó en el puerto de Schlucht, que vuelve a subirse hoy, y dejó sin equipo al Discovery. En ese momento le fallaron muchas piezas a la formación americana. Armstrong perdía 30 segundos en el alto. Kloden corría entonces en el T-Mobile.

En 1997, Jan Ullrich, en el único Tour que logró ganar, también tuvo problemas. Richard Virenque, que terminaría segundo en la general, lanzó un ataque. Ullrich escuchó una frase de su compañero Udo Bolts que se hizo famosa en Alemania: «Es hora de sufrir o se nos va la carrera». Y el líder alemán sufrió en los Vosgos, un terreno hostil para el ciclista, retorcido, selectivo, en el que pocos corredores van en plenitud, y más si hace calor, aunque por fortuna para algunos, Armstrong, por ejemplo, se anuncia lluvia.

El estadounidense cree que la de hoy será «la primera etapa de verdad» de esta edición de la grande boucle . Considera que la última subida, situada a veinte kilómetros de meta, puede ser muy difícil. «Será un día muy largo, puede pasar cualquier cosa».

Carlos Sastre confesó que el perfil no es de su agrado. «Estaré satisfecho si me quedo como estoy en la general», indicó. Y Alberto Contador prefiere pensar en el Verbier, el puerto que marca la final en alto del domingo. «Es una cima en la que tendría que haber ataques. Me puede ir bien, porque creo que se adapta a mis características», señala el madrileño. Pero antes, los Vosgos.