Armstrong sale vivo de los Pirineos

Benito Urraburu

DEPORTES

13 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Tourmalet deja una sensación extraña, de desidia por parte de los nombres importantes del Tour. La cima mítica, situada a 70 kilómetros de la meta, ha sido escenario de una ascensión sin ataques por parte de los candidatos al podio. Nadie intentó probar cómo estaban los rivales. Por eso continúa la incógnita de Lance Armstrong, que sale vivo de los Pirineos. Y Rinaldo Nocentini mantiene el amarillo, por lo que el AG2R seguirá trabajando al frente del pelotón y el Astana ahorrá fuerzas para otras jornadas con mayores exigencias. En resumen, la organización de la grande boucle ha dilapidado un mito al dejarlo huérfano, varado.

En Tarbes el ganador fue el francés Pierrick Fédrigo, que se impuso al italiano Franco Pellizotti, tercero en el último Giro de Italia. Los dos fugados consiguieron llegar a pesar del trabajo de Rabobank, y sobre todo, del Caisse d' Epargne. Buscaban un esprint para Óscar Freire y José Joaquín Rojas. Les faltaron 34 segundos para que un velocista ganara en la jornada del Tourmalet, todo un contrasentido propiciado por el recorrido de la etapa. Ni uno solo de los favoritos se movió. Con todo un mundo entre el último puerto y la meta era inútil.

Esta etapa no pasará a la leyenda del Tour, ni tampoco el resto de jornadas pirenaicas de la presente edición. Los movimientos fueron diferentes a los habituales. Lo más interesante del tramo final fue una discusión entre Juan Manuel Gárate e Iván Gutiérrez con un corredor de Liquigas que intentaba frenar el ritmo de los corredores que trataban de anular la escapada de Frédigo y Pellizotti.

Rumbo a Tarbes volvió a formarse una fuga tempranera, con Voigt, Haussler, Pate, Pellizotti, Auge, Dique, Righi y Fédrigo en ella, de la que saldría el ganador. Voigt la rompió. La carretera realizó su criba y quedaron en cabeza Pellizotti y Fédrigo. Con 30 años de edad, el francés, ganador de una etapa en la Dauphiné, volvió a levantar los brazos.

En la clasificación general todo sigue igual, con el Astana con todas las cartas en su mano. Los ciclistas de Johan Bruyneel han puesto el espectáculo, la tensión y el individualismo que siempre acompaña a los líderes. Cuatro de ellos están entre los seis primeros. Su dominio es incontestable.

El «show» de Armstrong

Armstrong rozó el amarillo y ha sido por sí mismo todo un espectáculo en la primera semana del Tour. Es un fenómeno de masas que está por encima del ciclismo. Mantiene toda la parafernalia de sus mejores años y a nivel deportivo sigue muy vivo, demasiado para desgracia de Contador. La cabeza de Armstrong no deja nunca de maquinar y sabe que este Tour puede ser el principio de otro, al que llegaría mucho más rodado, el del 2010. Para añadir más morbo a la situación, casi no hay día que el estadounidense no pase un control antidopaje. Suma seis test en siete días.

En cuanto a Contador, la situación desde su punto de vista es buena. Seguramente el madrileño amentará que los Pirineos hayan sido un fraude y haber cedido un puñado de segundos con Armstrong por un despiste durante un abanico. En Arcalís el viento pegaba de cara en la subida, una situación que no fue precisamente favorable para su ataque. Pero allí recuperó galones. Poco más ha podido hacer, porque no ha tenido terreno.

Ahora el pelotón ya tiene en la cabeza la tercera semana, en la que se concentra gran parte de la dureza de este Tour. Las diferencias entre los diez primeros de la general no son llamativas. Los que más alejados están son precisamente los escaladores como Carlos Sastre y Andy Schleck.

Otros tiempos

Armstrong, que ha realizado declaraciones de todos los colores, unas acertadas y otras cuestionables, tiene mucha razón en una de sus reflexiones. Destacó que los tiempos no son los mismos que se marcaban en su época. Tampoco se registran aquellas grandes diferencias. Ese es un dato importante. Todo parece estar más igualado hoy en día y eso también le beneficia a él para que su sombra en el pelotón siga siendo muy alargada incluso en un día de descanso como hoy.