La montaña tiene la palabra

Benjamin Haller / Agencias

DEPORTES

10 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Tour llega hoy a la montaña. Y la montaña responderá a la gran incógnita de la carrera desde su inicio: ¿Es Lance Armstrong lo suficientemente fuerte como para disputar a Alberto Contador los galones en el Astana? «Eso me lo pregunto yo, se lo preguntan ustedes, se lo pregunta todo el mundo», advirtió Armstrong, que lanzó ayer una promesa a sus seguidores antes de la primera etapa de los Pirineos: «Estaré bien».

Contador no parece, sin embargo, muy impresionado por las palabras de su compañero de equipo y siete veces campeón del Tour. Por eso el español se muere por dejar clara cuál es la jerarquía dentro de Astana, y también en el Tour, tras el recorrido por su patria. «No puedo esperar a llegar a la montaña, porque es mi territorio», reconoció en el comienzo de la carrera. Lo que no se sabe aún es si el mánager del Astana y amigo de Armstrong, Johan Bruyneel, garantizará al español libertad en la escalada a los 2.240 metros del puerto de Arcalís (Andorra).

Después de la buena presentación de Armstrong en las primeras etapas, el experimentado corredor de 37 años podría tener una ventaja frente a Contador, de 26, al que podría prohibírsele un ataque por motivos tácticos.

De momento, el norteamericano está solo a 22 centésimas del maillot amarillo, en poder aún del suizo Fabian Cancellara, campeón olímpico de contrarreloj, mientras que Contador tiene apenas 19 segundos de desventaja respecto al líder. El tejano promete que no responderá a un hipotético ataque de su compañero, pero su ambición está por encima de sus buenas intenciones.

Tienen que atacar otros

«Todo el mundo habla de si atacará uno u otro, pero los que de verdad tienen que atacar son otros corredores y ya veremos cómo se desarrolla la etapa», indicó el ganador del 2007. Sabe que Carlos Sastre, Cadel Evans y Denis Menchov deberán mover ficha pronto para intentar recortar el tiempo que han perdido en este arranque de la grande boucle con respecto al póquer de ases del Astana. En ese sentido, esos aspirantes pueden convertirse en aliados improvisados de Contador. Los escaladores tienen que aprovechar su oportunidad. En este Tour solo hay tres llegadas en alto y en muchos casos los puertos míticos están lejos de la meta, por lo que el tiempo que puedan sacar los reyes de las rampas será oro puro.

Ullrich venció en esta cima

Hace 12 años, el mismo escenario vio otra lucha de poder dentro del entonces equipo más potente del Tour, el Telekom. El 15 de julio de 1997, sin embargo, nadie pudo retener al alemán Jan Ullrich. Walter Godefroot dio vía libre a su joven ciclista, entonces de 23 años, y su pupilo se hizo con el maillot amarillo para terminar con la particular batalla sobre el liderazgo que mantenía con el danés Bjarne Riis. A diez kilómetros de la llegada, Ullrich dejó a Pantani, Virenque, Olano y Riis. Llegó a París de amarillo. Pero después languideció a la sombra de la tiranía de Armstrong y acabó su vida deportiva salpicado por el dopaje.

Los paralelismos de aquel Telekom del 97 con la situación actual del Astana son muchos. Al igual que Ullrich, Contador corre también el Tour con el jersey de campeón nacional, y al igual que el germano, es más de diez años menor que el compañero que le discute la supremacía en su equipo.

La respuesta final no se conocerá en realidad hasta el 26 de julio en los Campos Elíseos, pero Arcalís podría despejar algunas dudas sobre si Armstrong será capaz realmente de lograr otro milagro deportivo ganando su octavo Tour después de tres años y medio retirado del ciclismo o si se rinde a su primera gran derrota.