Los equipos logran el adiós de Mosley y aceptan correr el mundial de fórmula 1

DEPORTES

El presidente de la FIA no se presentará a la reelección, habrá trece equipos y los constructores reducirán gastos

25 jun 2009 . Actualizado a las 02:43 h.

Max Mosley no estará el próximo año para comprobar si los constructores (la FOTA) iban de farol. No será necesario. De todos modos, perdió la partida, a menos que se guarde un as en la manga.

El presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) no podrá presentarse a la reelección del organismo en octubre. Es el resultado, puede que final, de una guerra abierta que se hizo oficial en Silverstone el pasado fin de semana con el anuncio de un Mundial paralelo y que duró cinco días. Cabe destacar que Bernie Ecclestone, dueño de los derechos de la fórmula 1 (cuyo negocio estaba en juego) nunca se lo creyó. Significativo. Lo que ayer firmaron ambas partes en conflicto no fue la paz, sino una rendición sin condiciones. El Mundial paralelo resultó ser una estrategia más para arrinconar a Mosley.

Cuando una fórmula funciona, mejor es no tocarla. Eso debieron de pensar los constructores, que además bien pudieron haber añadido que el que estaba tocando demasiado la moral de los equipos tenía nombre y apellidos: Max Mosley. Por eso, en la reunión de Silverstone le señalaron con el dedo. Ambos sabían que la clave estaba en las elecciones a la FIA de octubre. Faltaba la puntilla del Consejo Mundial, que se reunió ayer y obligó a la fumata blanca. De hecho, el público ya tiene la lista de participantes en el próximo campeonato del mundo de fórmula 1: los trece de la actualidad más US F1, Manor y la escudería española Campos.

De esta guerra salen reforzados los equipos, que demostraron tener poder suficiente como para condicionar la especialidad estrella del deporte del automovilismo. Desde su posición, aceptaron algunas medidas, como la reducción de gastos (en lugar del abolido techo presupuestario) en los dos próximos años y la presencia de tres nuevos constructores en la parrilla del 2010. Las normas serán las del inicio de esta temporada y los equipos nuevos recibirán asistencia técnica de los veteranos para equilibrar las fuerzas.

Max Mosley no quiso calificar de derrota personal la situación en la que tendrá que manejarse los próximos tres meses, hasta el final de su último mandato. Se limitó a decir que «se ha alcanzado un acuerdo para la reducción de costes», una vieja pretensión suya.

El desarrollo de la reunión del Consejo Mundial puede servir para comprobar la redistribución del poder en la fórmula 1. Mosley repitió sus propuestas, basadas en la ampliación de la parrilla y el límite presupuestario. No obtuvo el respaldo de Ecclestone. Y la FOTA puso sobre la mesa su programa vencedor: «Que la fórmula 1 no se convierta en fórmula 3; que no exista un dictador, sino que las reglas sean fruto de decisiones compartidas, y que se tenga en consideración a las escuderías». Se supone que saldrá un compromiso válido hasta el año 2013.

Como consecuencia, después del conato de guerra, Max Mosley dejará a la fórmula 1 en paz.