Lucas Glover vence a la lluvia para ganar el Abierto de EE.UU.

Efe

DEPORTES

El golfista estadounidense gana un torneo marcado por el barro y las suspensiones.

22 jun 2009 . Actualizado a las 22:09 h.

El estadounidense Lucas Glover ha dejado de ser un golfista semidesconocido, al apuntarse un gran triunfo en uno de los Abiertos de Estados Unidos más insólitos que se recuerdan: la persistente lluvia aplazó el desenlace en Bethpage (Nueva York) hasta el lunes.

Glover ya presume de tener un trofeo de Grand Slam en su vitrina. La gesta le ha costado cinco días, infinidad de suspensiones y mucha pelea contra el agua, el barro y un campo de extrema dificultad. Antes de esta gran victoria, el currículum de este jugador nacido en Greenville (Carolina del Sur) apenas atraía el interés: un único título del PGA Tour en el 2005.

Pero a partir de este instante glorioso, la vida profesional y personal de Glover, de 29 años, nunca será ya igual. El golfista que juega sin guante en la mano izquierda -una decisión contracorriente que a él le aumenta las sensaciones- acudió al tremendo campo de Bethpage como novato en la disputa de Grandes. Sin embargo, llegó y venció con una acumulado de 4 golpes bajo par (276) y dos de ventaja sobre sus veteranos compatriotas Phil Mickelson y David Duval.

Caído Ricky Barnes, el líder, en las primeras curvas de Bethpage, su compañero de partido, Glover, asumió el mando del torneo. Mantuvo el liderato estoicamente hasta que Bethpage estalló con su ídolo, Phil Mickelson, al embocar éste un eagle en el hoyo 13. Mickelson, que se ha erigido en estandarte de la lucha contra el cáncer (su mujer sufre esta enfermedad en un seno), fue llevado en volandas por los neoyorquinos.

La igualdad en el marcador entre Glover y Mickelson aportó la emoción de la que careció el Abierto desde su comienzo. Con Tiger Woods incapaz de dar forma a una remontada casi imposible -aunque terminó en el sexto puesto, a 4 golpes- la pelea entre ambos paralizó los corazones de los norteamericanos. Sergio García, mientras, terminaba con mucho decoro (par del campo) su concurso en el Abierto estadounidense. El español se metió en el top ten final.

Para introducir un ingrediente más en la pelea entre Mickelson y Glover, el renacido David Duval hizo un birdie en el hoyo 16 que igualaba los 4 bajo par de sus compatriotas en cabeza del torneo. El título se iba a decidir en los tres últimos hoyos y entre un trío dispar: Glover, el novato anónimo; Mickelson, empujado por el calor del público; y Duval, el que fuera número uno del mundo hace diez años y que, tras una caída brutal, no gana un título desde hace ocho.

En el tramo final, Glover fue tan fuerte y sólido como su padre cuando en su etapa de jugador defendía el balón en un partido de la Liga de Fútbol americano (NFL). Glover no se arrugó, Mickelson y Duval vieron cómo se desvanecían sus opciones, y el «gentleman» sureño logró el mayor triunfo de su vida, que le transporta a la zona noble de este deporte, al menos, durante los próximos cinco años.