Siutsou gana la octava etapa en solitario

Efe

DEPORTES

Di Luca resiste los ataques de los favoritos y mantiene la maglia rosa.

16 may 2009 . Actualizado a las 20:38 h.

El bielorruso Kanstantsin Siutsou, del equipo Columbia Highroad, se ha impuesto en solitario en la octava etapa del Giro, disputada entre Morbegno y Bergamo, de 209 kilómetros, tras la que sigue como líder el italiano Danilo Di Luca (LPR).

Siutsou se escapó del grupo de favoritos a quince kilómetros de la meta con una tremenda fortaleza y ya no cesó en su empeño para dar un nuevo triunfo a su equipo en este Giro, mientras que Di Luca supo aguantar el ataque de sus rivales y al final incluso pudo bonificar con ocho segundos al ser tercero.

El triunfo del bielorruso, campeón mundial sub'23 en 2004, fue el premio al trabajo de su equipo, que había lanzado un órdago a Di Luca en la subida al puerto del Gallo, metiendo en una escapada muy peligrosa al australiano Michael Rogers y el noruego Edvald Boasson Hagen, y que no encontró la colaboración real en dicha fuga de los Astana, los estadounidenses Levi Leipheimer y Chris Horner.

La etapa fue prácticamente una clásica y ahí Di Luca y sus compañeros del LPR se manejan con precisión casi matemática. Primero consintieron una larga escapada con diez efectivos: Dario Cataldo (Quick Step), David López (Caisse d'Epargne), Johann Tschopp (Bbox Bouygues Telecom), Serge Pauwels (Cervélo TestTeam), Carlos José Ochoa (Diquigiovanni), Jelle Vanendert (Silence-Lotto), Evgeni Petrov (Katusha), Giovanni Visconti (ISD), Héctor González (Fuji-Servetto) y Eduard Vorganov (Xacobeo Galicia).

Esta decena comenzaron a abrir hueco. Al paso por el alto de Culmine San Pietro tenían 1:40 de diferencia, que se incrementó hasta los 4:30. Lógicamente, los grandes favoritos a la general e incluso a la etapa esperaron a las cercanías del Colle del Gallo para incrementar el ritmo y comenzar a recortar la desventaja, algo que ocurrió prácticamente en progresión geométrica.

Este puerto, de 6,2 kilómetros de largo, con una pendiente media del 7% y rampas del 11, podía decidir muchas cosas para la jornada y el resto del Giro. Los grandes aspirantes así lo asumieron. El LPR protegía con todos sus efectivos a Di Luca, pero en las primeras estribaciones hubo durísimos ataques que propiciaron una escapada muy peligrosa para el líder, con los Rogers, Leipheimer, Stefano Garzelli, Franco Pellizotti, Damiano Cunego e incluso el español David Arroyo.

Horner puso un ritmo infernal a la subida mientras el LPR perdía efectivos y Di Luca comenzaba a quedarse algo solo, pero para su fortuna el puerto no era muy largo y tenía tiempo para recuperar en el descenso hacia Bergamo.

Garzelli, Horner, Leipheimer, Pellizotti y Rogers coronaron en cabeza el Colle del Gallo, con Hagen, Cunego y Arroyo ligeramente descolgados y el pelotón a 54 segundos con Gabriele Bosisio junto a Di Luca, cuyo liderato quedaba en peligro.

Pero en el descenso no hubo entendimiento entre los Astana y los Columbia y el LPR, rehecho y con alguna colaboración de otros equipos, no tardó en dar caza a tan ilustres fugados. Todo, por tanto, quedaba pendiente a la bonita, corta e intensiva subida a la ciudadela de Bergamo, pero Siutsou no dio tiempo y, sabedor de que no era un hombre peligroso, probó la escapada.

El bielorruso dio una exhibición de poderío en el falso llano previo a Bergamo, en la ciudad y en la subida, para dar otra victoria al Columbia en 5h04:34. Di Luca, tras superar los momentos de duda y de zozobra, manejó con gran experiencia la situación. Probó marcharse en la corta escalada, con zonas adoquinadas y otras empedradas, tras aguantar una prueba del ucraniano del Astana Yaroslav Popovych, y al final se jugó la baza de las bonificaciones en el esprint.

El italiano supo rematar una etapa inquieta y peligrosa con un tercer puesto que le reporta unos segundos importantes en la general. Podían haber sido más, pero Boasson Hagen, ganador de la jornada del viernes, le arrebató la segunda plaza, a 21 segundos de Siutsou.

El estadounidense Lance Armstrong se manejó con tranquilidad a la cola del pelotón de los favoritos, sin entrar en pugna alguna e incluso conversando con algunos de sus compañeros. El español Carlos Sastre, último campeón del Tour de Francia, también estuvo en dicho grupo, pero más a la expectativa aguardando recorridos más propicios para sus características, con puertos más largos y menos nerviosos.