Los equipos convocan a Mosley para discutir las normas del 2010 en un clima de tensión

Efe

DEPORTES

11 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La Asociación de Equipos de Fórmula 1 (FOTA) emplazó al presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), Max Mosley, a una reunión antes del Gran Premio de Mónaco para abordar los cambios que se han propuesto para el próximo Mundial y que no son del agrado de las escuderías.

Los miembros de la FOTA se reunieron ayer antes del inicio de la carrera y, según testigos del encuentro, se vivieron momentos tensión, especialmente entre John Howett, jefe del equipo Toyota, y Bernie Ecclestone, patrón de la F-1.

Howett había amenazado el sábado con no inscribir a su equipo en el próximo campeonato, dado que la escudería japonesa, con sede en Alemania, no acepta las modificaciones propuestas para el año que viene, cuyo punto más polémico es la limitación de presupuestos con ventajas mecánicas para aquellos equipos que lo respeten. A esta norma también se opuso con anterioridad Ferrari, con duras declaraciones de Luca di Montezemolo.

El propio Howett fue el que informó al resto de equipos sobre la convocatoria de la reunión con Mosley.

El día 29 de mayo es la fecha límite para que los equipos se inscriban oficialmente para el siguiente Mundial, pero la FOTA no parece muy dispuesta a tener una posición clara si antes no sientan a la mesa de negociación a Mosley, como así parece que se producirá en breve.

Otro de los motivos que suscitó controversia es la idea que desea implantar la FIA, y que ya fue rechazada en la presente temporada, de que el campeón del mundo sea el piloto que más carreras gane durante la temporada. Si estuviera vigente este año, Jenson Button sería prácticamente inalcanzable para sus rivales.

Posible revisión

La amenaza velada de no inscribirse en el próximo Mundial por parte de los equipos apunta a una revisión de las modificaciones que pretende impulsar la FIA.

El clima que se respira en estos momentos entre la FOTA y la FIA lo describió ayer el jefe de McLaren, Martin Whitmarsh, que señaló que se encontraban en un momento «crítico para la fórmula 1».