La escudería quiere reconciliarse con los fans tras la tormentosa etapa de Alonso
09 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Donde antes había guardias de seguridad, tensión y antipatía ahora hay puertas abiertas, tapas y música de Nelly Furtado; la escudería McLaren-Mercedes se esfuerza por cambiar de imagen en España tras el tormentoso paso por la escudería de Fernando Alonso.
Desde el 1 de marzo, el británico Martin Whitmarsh dirige las flechas de plata en lugar del áspero Ron Dennis, cuya salida definitiva del equipo -sigue en el Grupo McLaren- posibilitó que la Federación Internacional de Automovilismo fuera benévola en el juicio por las mentiras sobre el Gran Premio de Australia.
Y con Whitmarsh había otro estilo. «El equipo está cambiando», aseguró el piloto español Pedro de la Rosa, probador de la escudería. En la nueva temporada se percibe una mayor apertura y transparencia: se reconoce que el equipo está lejos de poder defender el título de Hamilton y se admite la culpabilidad en Australia, lo que le costó el puesto al director deportivo Dave Ryan.
«Martin es un gran jefe, muy completo. Ron es un perfeccionista: controlaba la estética del coche, del motorhome , hasta el diseño de las mesas y de la fábrica de McLaren», recordó De la Rosa acerca de Dennis, que se encargaba de la parte comercial y estética; Whitmarsh se ocupaba de la técnica. Y la estética de McLaren no era la mejor en el paddock. Ahora, Whitmarsh lo controla todo.
«Se ve un equipo más abierto, intentando enseñar cómo es verdaderamente McLaren. Somos lo que somos, un equipo familiar, muy latino, por eso llevo tantos años, porque me han tratado muy bien», defendió De la Rosa, que considera injusto el trato a McLaren. «En España tenemos un problema», admitió el piloto probador. «Porque Hamilton es el gran rival del héroe nacional, que es Fernando. No vamos a poder luchar contra esto», agregó.
En unos test en febrero del 2008, Hamilton sufrió la ira de los fans españoles. Tuvo que soportar incluso insultos racistas.
Homenaje sin fans a Hamilton
Pero él y McLaren se esfuerzan por cambiar la atmósfera. El británico de 23 años sonríe y sonríe para alegría de Bernie Eclesstone, el dueño de la Fórmula 1. Hace una tortilla de patatas en un acto promocional, asegura sentirse a gusto en Barcelona y busca la complicidad con Alonso, que hasta le concede algún elogio. Las heridas están cerrando. El circuito de Cataluña homenajeó ayer al británico, pero sin la presencia de fans españoles. Por si acaso.
De manera excepcional, el trazado decidió inaugurar en el paddock, donde se ubican la prensa y los equipos, la placa en honor de Hamilton que se colocará posteriormente en la avenida de los Campeones, bajo la tribuna principal, junto a nombres como los de Michael Schumacher, Ayrton Senna o Alonso.
«Ha sido por una cuestión de espacio y de logística. No hay ninguna otra razón», explicó el director del circuito de Cataluña, Ramón Praderas. El acto habitual en la avenida hubiera supuesto el contacto con los fans. Así se evitó cualquier abucheo. «Gracias a Cataluña por su continuo apoyo y su pasión», manifestó un sonriente Hamilton, ejemplo perfecto del cambio de imagen de McLaren.