El «desastre» de Mundial del técnico más laureado del planeta

DEPORTES

Desde la falta de planificación a la ausencia de ideas en ataque y a la permisiva defensa se acumulan los motivos de la debacle

24 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Era Corea del Sur, pero la película arrancó como la de Suecia y la de Croacia. Minuto 10 y España a remolque. El final tampoco fue muy distinto. «Qué desastre», se lamentaba Valero Rivera, consumada la tragedia deportiva. El técnico más laureado del balonmano mundial cargará en su hoja de servicios la cruz de haber dirigido a la selección en su peor campeonato en la historia moderna. Y en un momento en el que los clubes españoles no dejan de cosechar éxitos a todos los niveles.

«No puede ser», reflexionaba atónito el aragonés al conocer sus próximos rivales: cuando debería tocar cruzarse con Francia, Eslovaquia y Hungría, el futuro inmediato se escribirá ante Rumanía, Argentina y Australia (206 goles encajados).

El «desastre» se gestó hace cosa de un mes. «El equipo nacional no debe ser nunca motivo de lucha electoral», afirmaba Juan de Dios Román días antes de las elecciones en la Federación. Pero lo fue, o al menos pagó la planificación de los comicios. El nombre del seleccionador no se conoció hasta un mes antes del Mundial.

La lista de convocados

Faltaban tres semanas para el estreno contra Kuwait y Rivera solo llevaba una en el cargo cuando ofreció la lista de convocados. Consciente de la necesidad de un cambio de ciclo (no hay técnico que olvide la travesía sueca en el desierto) apostó por un grupo con escasa experiencia y lo remendó con unos cuantos pesos pesados.

Entre sus decisiones más comentadas, la de recuperar a Barrufet tras su anuncio de retirada. El portero ha hecho un pobre campeonato, con porcentajes muy por debajo de lo habitual (menos del 30% de eficacia contra Suecia y Croacia). Sin embargo, la todavía más discreta actuación de Hombrados (por debajo del 20% en ambos partidos) salva un tanto su papeleta.

Pero el torneo para olvidar será el de Alberto Entrerríos, convocado al poco de salir de una importante lesión y que se marcó un cero de seis en tiros contra los suecos. El jugador más utilizado ha finalizado la primera fase con una eficacia anotadora global del 50%.

De entre los jóvenes, muy poquito. Cara para Perales, que no es el Chema Rodríguez que sorprendió en Túnez, pero apuntó algún detalle en los pocos minutos que tuvo; y cruz para su compañero en el Valladolid, Víctor Hugo, terriblemente desacertado y muy nervioso en sus intervenciones. En general, a la nueva hornada le falta muchísimo y no se atisban grandes figuras capaces de decidir un partido.

Falta de ideas

Las esperanzas de éxito tras el bronce olímpico eran altas, pero se pasó por alto un detalle: en Pekín, España se clasificó cuarta de grupo y tuvo una suerte terrible con los cruces.

Los cuartos contra Corea se ganaron por el extremo (entre Juanín y Rocas hicieron 14 goles) y con un alarde de recursos en el ataque. La revancha de los asiáticos dejó el jueves escenas para el olvido, con una primera línea sin ideas, obstinada en el lanzamiento individual y en los pases a los rápidos avanzados del rival, que como suecos y croatas, abusaron en las contras.

En defensa, Rivera ha apostado por un repliegue sobre los seis metros inusual en los clubes españoles y que ni siquiera frenó a unos coreanos bajitos que se permitieron el lujo de cebarse en el juego al pivote.

La prolífica cantera del Ademar no nutrió esta vez a la selección y el entrenador (y representante de jugadores) apostó por el Barça, hasta el punto de llevarse a los cuatro extremos blaugranas. No había sitio para Davis, aunque no es una sorpresa si se renuncia al avanzado. En una primera línea sin zurdos (a la francesa, le dicen), España no encontró tampoco petróleo en el pivote, donde se pena la ausencia del inmenso Urios.

La floja camada quizá obligue a Rivera a tirar de Sterbik o Rutenka, los últimos nacionalizados.