España abusa de Kuwait para abrir el mundial de balonmano

Antonio Tomás

DEPORTES

18 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Relax, confianzas y diferencias siderales en Split convirtieron el estreno español en el Mundial de balonmano en un contraste entre las prestaciones de un equipo de profesionales (España) y otro de aficionados (Kuwait).

La primera hora de juego oficial de España en la era Valero Rivera fue un trámite. La victoria amplia, por treinta goles de diferencia, habla por sí sola.

Faisl Alshamari, uno de los más destacados del equipo kuwaití, tendría que trabajar durante diez años en la oficina de una empresa petrolera para cobrar, por ejemplo, los 300.000 euros anuales de Alberto Entrerríos por jugar a este deporte en el Ciudad Real, el vigente campeón de Europa.

Puestas estas diferencias sobre la cancha no puede haber partido competido. El choque fue un trámite. Kuwait metió nueve goles hasta el descanso y ocho más hasta el final.

Tanto fue el relax que el debutante Valero Rivera solicitó un tiempo muerto al cuarto de hora (9-5 en el marcador). Hacía falta corregir la escasa intensidad y los lanzamientos casi patéticos.

Cambios en bloque

Después de ese parón vino la mejoría, los cambios en bloque (de seis en seis), las pruebas y la obligación de marcar goles. Los españoles que cosecharon más dianas fueron Juanín y Rocas (siete por barba).

Cumplido el trámite, hoy otro más frente a Cuba.