Valverde pierde el tren de la Vuelta en un descenso y Bettini gana con autoridad

B. Urraburu

DEPORTES

12 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Alejandro Valverde zozobró ayer. Se hundió junto a todo su equipo. Bajo la lluvia, dijo adiós a sus opciones en la Vuelta en la bajada de un puerto llamado El Caracol. Perdió cualquier opción de poder vencer, incluso de subir al podio salvo que fallen muchos de sus rivales. Cruzó la línea de meta a 3 minutos y 23 segundos de Paolo Bettini, vencedor en Suances. Llegó roto, con la mirada perdida. Porque su adiós a la general no se debe a la falta de fuerzas, ni al Caisse d'Epargne. Se debe a un despiste, a estar poniéndose el chubasquero en un momento inoportuno. Ezequiel Mosquera lo explicó con rotundidad: «Bettini se ha puesto a bajar El Caracol como Valentino Rossi y allí cada uno ha ido como ha podido».

Ya antes del último puerto, en La Lunada, con el agua barriendo el valle, hubo movimiento. Daba la impresión que el agua y el frío aceleraban a los ciclistas. El día estaba siendo duro. Una de esas etapas en las que los corredores pueden llegar a aborrecer su deporte. Y una de esas jornadas en las que cambió el guión previsto. Valverde se quedó cortado, separado del resto de favoritos, cuyas formaciones se pusieron a tirar para agrandar la brecha entre los dos grupos. Detrás, Valverde, desesperado, presa de los nervios, comenzó a tirar de forma salvaje. Y descolgó a sus propios compañeros.

Rápidamente se vio que todo estaba perdido. Eusebio Unzué buscó entre los cristales de los coches empañados ayuda. Paró a David Arroyo, que se había metido en el pelotón de ilustres. Sabía que estaba perdiendo todas sus opciones en la carrera.

Delante, el Astana, el Euskaltel, el Lampre y el Quick Step mandaban hombres a la cabeza del grupo. El rodillo de un pelotón lanzado comenzaba a funcionar. Y en el iban tres gallegos del Xacobeo: Mosquera, David García y Gustavo César Veloso. Las diferencias no hacían más que aumentar. Los compañeros de Valverde reengancharon con el murciano. Pero no pudieron evitar la zozobra de su líder, un ciclista depredador, que no sabe más que ganar, al que condenó su confianza.

En la llegada, que picaba hacia arriba, Alberto Contador tensó el grupo cabecero, rompió lo poco que había organizado y dejó la victoria en bandeja a Paolo Bettini, como reconoció el doble campeón del mundo.

El Astana tiene una general tan despejada que no le hace falta ni atacar. Pueden limitarse a esperar el fallo de sus rivales, como sucedió ayer. El que no falla nunca es Carlos Sastre. También Ezequiel Mosquera e Igor Antón se mantuvieron en su sitio.

Ni la crono ni los Pirineos han condicionado la general como la etapa de ayer. Valverde ocupa ahora la undécima plaza, a 4 minutos y 19 segundos del líder. Y Mosquera regresa a la quinta posición, con la ventaja que supone además haber alejado a Dani Moreno y a Van Goolen, que llegaron con el murciano.