Pocos dopados, muchas sospechas

Colpisa

DEPORTES

26 ago 2008 . Actualizado a las 02:39 h.

El número de casos de dopaje registrados en los Juegos Olímpicos de Pekín es inversamente proporcional al número de sospechas creadas por la actuación de algunos países como China, ampliamente por delante en el medallero, Jamaica, que arrasó en el esprint, o de deportistas invencibles. Salvo problema de última hora, el balance del COI debería quedarse en seis controles positivos tras cerca de 5.000 análisis, es decir, uno de los ratios más pequeños de la historia de los Juegos.

Dos de esos controles se llevaron a cabo antes de la competición sobre deportistas elegidos en función de una serie de sospechas: el de la ciclista española Maribel Moreno (por EPO) y el de la campeona olímpica griega de los 400 metros vallas, Fani Halkia (por testosterona). Los otros cuatro positivos llegaron después de sus competiciones: el tirador norcoreano Kim-Jong-Su (betabloqueante) y la atleta ucraniana de heptlatón Lyudmila Blonska (esteroides), ambos ganadores de medallas; la gimnasta vietnamita Do Thi Ngan Thuong (diurética) y el haltera ucraniano Igor Razoronov (esteroide).

Seis casos son pocos comparados con las 26 infracciones detectadas en Atenas. Pero, en este caso, se había hecho la limpieza previa a los Juegos. Incluso antes de la apertura de la Villa Olímpica, fecha oficial en la que el COI pasa a ser responsable de los controles, una treintena de deportistas seleccionados para Pekín, especialmente media docena de atletas rusos y de halteras griegos y búlgaros, habían sido suspendidos.

El domingo, en su rueda de prensa de clausura, el presidente del COI, Jacques Rogge, no dudó en incluir estos casos en la campaña olímpica antidopaje. «Hemos tenido menos casos gracias a la disuasión. Es más difícil hacer trampas porque hemos aumentado los controles. Y las sanciones son más disuasorias», consideró, recordando que, de ahora en adelante, todo deportista suspendido más de seis meses tendrá prohibido ir a los siguientes Juegos Olímpicos.

Pero un balance analítico pequeño no es sinónimo de poca actividad en el frente de los rumores. A pesar de la existencia de un nuevo control, ningún test ha revelado, por ejemplo, la toma de hormonas de crecimiento, producto cuya utilización se supone extendida. Todavía el sábado, los atletas jamaicanos tuvieron que mostrar los resultados de sus últimos controles antidopaje para hacer frente a las sospechas levantadas por los registros de Usain Bolt y un equipo femenino de velocidad.

Bajo sospecha

La medalla de plata de Mahiédine Mékhissi en los 3.000 obstáculos ha provocado más comentarios de duda que de entusiasmo en la prensa francesa. Lo mismo ocurre con los chinos cuya actuación ha superado lo que se esperaba de ellos. Apenas salida del agua, la campeona olímpica de los 200 metros mariposa, Liu Zige, decimosexta en el ránking de la temporada en la distancia, tuvo que hacer frente a muchas sospechas.

Más aún que Michael Phelps, el hombre de las ocho medallas de oro y de los siete récord del mundo que, en medio de su cosecha pekinesa, afirmó que estaba «limpio» a la inevitable pregunta sobre sus métodos de preparación. Al igual que Phelps, los resultados del británico Chris Hoy, tres veces campeón en las pruebas de ciclismo en pista, han suscitado suficientes comentarios malintencionados como para que el interesado tuviera que explicarse.

Los seis positivos de los Juegos Olímpicos de Pekín no serían pues más que los chivos expiatorios de un sistema imperfecto. Es lo que, en términos más mesurados, admitió Jacques Rogge al conceder que «es evidente que aún hay tramposos». Estos últimos no estarán del todo protegidos.

Como ya es habitual, el COI va a congelar durante ocho años las miles de muestras obtenidas en Pekín.