Esteve disputará el Nacional de todoterrenos y el Dakar 2009

Daniel Roldán

DEPORTES

09 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Isidre es un cabezón. Hará todo lo que se empeñe». Eric Auge no suele gastar muchas palabras al hablar. Lo suyo son las tuercas, las bujías, la velocidad e Isidre Esteve. Por eso, cuando se le pregunta por la última idea de su íntimo amigo, se limita a alabar la terquedad del piloto catalán, que se quedó parapléjico a raíz de una caída en plena competición, pero que quiere seguir en el mundo del motor. Auge será el copiloto de Esteve en su nueva aventura: conducir un todoterreno en el Campeonato de España este año y llegar al Dakar en el 2009.

Se va a convertir en el ángel de la guarda de Esteve, que a finales del 2007 decidió retomar su carrera deportiva. Era continuar con un proyecto iniciado hace un año por un patrocinador (Prosegur), que quería vestir la montura del ilerdense. Pero el accidente del 24 de marzo de 2007 en Almería que dejó en silla de ruedas al catalán aparcó cualquier idea. Lo primero era recuperarse, no existían otras prioridades. La espera terminó en diciembre, en una terminal del aeropuerto. Esteve se iba de viaje a Marruecos cuando le propusieron volver a competir. «Dije que sí enseguida, porque teníamos el coche (un SsangYong) y un proyecto», apuntó el piloto.

«Muy ilusionado» ante este nuevo reto, Esteve confesó que dejó de ser motorista ayer, cuando vistió por primera vez los colores de su nueva escudería.

A pesar de su experiencia de diez años en el rali Dakar, Esteve prefiere ir paso a paso: «Soy un debutante. No puedo empezar en el Mundial». Por eso, su intención es foguearse esta temporada en el Nacional, para «evolucionar», descubrir nuevas sensaciones y poder compenetrarse a la perfección con Auge.

Consejos de Roma y Peterhansel

Pero el mayor reto será otro. «Tengo que aprender a ir rápido en coche», apuntó. En su transformación, ha recibido el asesoramiento de Nani Roma y Stephane Peterhansel, dos motoristas que también abandonaron las dos ruedas. Los dos le dijeron lo mismo: quien va rápido en moto, va rápido en coche.

La evolución del vehículo será progresiva durante este año, aunque la meta del equipo es poder ser competitivo «de verdad» a final de curso. Además, Esteve descartó que su discapacidad le impida ir a la misma velocidad que el resto de competidores. Conducirá con un volante con dos aros incorporados: el delantero para acelerar y el trasero para frenar. «Te olvidas de que no usas los pies. Se puede ir tan rápido con silla de ruedas como sin ella», afirmó con una sonrisa. Vuelve Esteve.