A falta de cuatro carreras para el final de la temporada de fórmula 1, McLaren-Mercedes podría perder hoy todo lo logrado: el equipo líder en el Campeonato del Mundo de pilotos y de constructores se sienta de nuevo en el banco de los acusados por posible espionaje a Ferrari. La Federación Internacional de Automovilismo, que el pasado 26 de julio había decidido no sancionar al equipo, pese a quedar demostrado que tenía en su poder documentos confidenciales de sus competidores, revisa el caso a raíz de un intercambio de correos electrónicos entre los españoles Fernando Alonso y Pedro Martínez de la Rosa. El resultado de esta segunda audiencia en París es absolutamente incierto.
Según informaciones publicadas ayer por el diario londinense The Times , los 26 miembros del Consejo Mundial recibieron un duro dosier de 166 páginas, en las que figuran tanto los correos electrónicos, como llamadas de teléfono y mensajes SMS entre el ex jefe de diseño de McLaren Mike Coughlan y el ex jefe de mecánicos de Ferrari Nigel Stepney. Al parecer, los documentos mostrarían coincidencia temporal. El dosier sugiere que Coughlan siempre se dirigía a Stepney cuando los pilotos de McLaren tenían preguntas sobre detalles de sus rivales.
Situación difícil
Desde que se anunció la nueva audiencia, nada parece ya imposible. McLaren, con su jefe Ron Dennis a la cabeza, está en una difícil situación. La aparición de nuevas pruebas, aparentemente, perjudican seriamente al equipo angloalemán. Dennis comparó el pasado fin de semana en el Gran Premio de Italia con una «difícil y emotiva montaña rusa», y el viaje está lejos de haber terminado. Si se descubre que se benefició de la información técnica de Ferrari, McLaren podría ser expulsado de este campeonato y del próximo.
La euforia por el histórico resultado de la escudería en Monza, donde ocupó las dos primeras plazas del podio, algo inédito en la casa de Ferrari, podría convertirse en desesperación. Incluso muchos sospechan que la escudería MacLaren será despojada de algunos o todos los puntos de constructores.
La ironía para el patrón de la escudería angloalemana es que, tras no lograr ningún triunfo el año pasado, se ha impuesto en siete de los últimos trece grandes premios y tiene dos excelentes pilotos compitiendo en uno de los campeonatos más emocionantes en años. La decisión de hoy en poco afectará a Alonso, cuyo recorrido en su actual equipo se ha torcido sin remedio para acercarse, de vuelta, a Renault. Flavio Briatore y Telefónica están de acuerdo, y el equipo francés trabaja en el coche del 2008 para poder ofrecer al español un monoplaza capaz de rivalizar con los McLaren y los Ferrari.
Sería un retorno, en todo caso, transitorio, porque el final del camino del asturiano parece estar en Ferrari a partir del 2010. El público del circuito italiano de Monza dictó sentencia en la carrera del pasado domingo: aplaudió y vitoreó mucho más a Fernando Alonso (primero) que al piloto de referencia en el equipo rojo, Kimi Raikkonen (tercero), y espera que el español llene el hueco dejado por Michael Schumacher, que ha resultado ser demasiado grande.