Niveló un partido que perdía, pero le faltó definición para ganarlo
26 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.El Celta logró un punto ante el Zaragoza, uno de los equipos más en forma de la Liga. Este empate sirve a los celestes para cortar una dinámica negativa como locales tras dos derrotas seguidas en Balaídos. La idea de partido que podían tener ambos conjuntos se quebró nada más iniciarse. El Celta tenía que revertir su mala trayectoria en casa y a los seis minutos ya se vio por debajo en el marcador. Una relajación defensiva, ante un rival que había salido enchufado, permitió a Diego Milito cabecear libre de marca a gol. El panorama de desconcierto local que generó esta situación se aclaró con la expulsión de Zapater a los trece minutos. En superioridad, los celestes fueron infinitamente mejores. Dominaron en la hora siguiente y después, quizás víctimas del cansancio, dejaron el partido abierto a un correcalles en el que pudo suceder de todo. Los aragoneses con uno menos mantuvieron el mismo esquema pero con un único delantero. Perdieron el balón, que siempre estuvo en poder de los celestes, y defendieron mal a un equipo que le está costando mucho finalizar sus ataques estáticos. Los célticos carecen en casa de la misma capacidad que tienen como visitantes para definir los partidos. Placente y Baiano tuvieron dos oportunidades muy claras para llegar al descanso con el marcador nivelado, pero con todo a su favor, fallaron en ambas. Antes se produjo otro percance como fue la lesión del colegiado principal Rubinos Pérez. A los 28 minutos tuvo que dejar su sitio al cuarto árbitro, Granda Barros. El debutante tuvo algunas acciones en las que pudo no arrugarse, como expulsar a Gaby Milito, pero no fue determinante en el resultado. Sí lo fueron los cambios. Vázquez con buen criterio retiró un defensa para darle más profundidad a sus bandas. Gustavo López mientras estuvo en el campo hizo un buen encuentro y propició que su equipo llegase con más peligro. En uno de esos balones que paseó por el área maña, Canobbio encontró un error del meta César y Baiano puso la caña para pescar el empate y cortar su sequía de ocho partidos sin marcar. El Zaragoza estaba tocado pero dos cuestiones le salvaron. La autoexpulsión de Gustavo López le cortó las alas a su bloque. La salida del argentino por unas protestas airadas al asistente dejó el partido nivelado en número de efectivos. No fue eso lo que más ayudó a los maños sino la lesión de Iriney. El entrenador céltico decidió suplirlo por Perera. Perdió el centro del campo y siguió sin tener claridad en los metros finales. Retrasó mucho la participación de Jorge Larena. El canario le da frescura a un equipo que la necesita. El Celta pudo hasta perder de no ser por una providencial mano de Pinto ante Diego Milito. Las tablas satisficieron los intereses de ambos. Un mal menor.