La mala puntería y los palos condenaron al Mallorca ante una Real que apenas inquietó

Miguel Coll PALMA

DEPORTES

ONO ESTADI

22 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

El Mallorca no tuvo ayer la fortuna de su lado al empatar a cero con la Real Sociedad tras estrellar tres disparos en el poste derecho del meta chileno Claudio Bravo, en un partido que dominó con claridad ante un rival que jugó la última media hora con diez por la expulsión del jugador realista Gerardo García. Diego Tristán, Bosko Jankovic y Jordi López probaron suerte en los últimos minutos, pero sus remates fueron repelidos por el mismo palo, cuando Bravo ya estaba batido. La Real se llevó un punto del Ono Estadi, el mismo que había sumado en las seis jornadas anteriores. Por ello, su técnico, Jose Mari Bakero, respira, ya que estaba amenazado por la destitución. El público despidió con silbidos y protestas a los jugadores tras un primer tiempo desastroso en el Ono Estadi. Sin hacer nada del otro mundo, sólo cerrando los espacios, la Real fue mejor que un Mallorca que empezó con la mejor de las intenciones, pero que acabó desquiciado. La baja del Caño Ibagaza en el precalentamiento fue una muy mala noticia para los baleares. Sin el cerebro argentino sobre el campo, el Mallorca fue un cúmulo de despropósitos. Sólo se salvó el venezolano Juan Arango, que empujó arriba y también tuvo fuerzas para defender. El resto quisieron pero en ningún momento pudieron.