El empate con el Cádiz abre el abismo granate

Martiño Suárez PONTEVEDRA

DEPORTES

SERGIO MOURIÑO

El resultado deja al Pontevedra al borde del descenso

04 jun 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

?ra un día estupendo, en un ambiente estupendo, con una grada estupendamente coloreada de granate y amarillo, y dos equipos estupendamente dispuestos a jugarse sus últimos cartuchos en la Liga. Sin embargo, a veces los entornos estupendos son los más propicios para el drama. El Pontevedra sufrió ayer un frenazo en su trayectoria de buenos resultados, empató con el Cádiz y se quedó con pie y medio en Segunda División B. No es que el Pontevedra se animase a sumarse al asunto desde el principio; tampoco lo hizo el Cádiz. La primera parte fue una tortura de balonazos, castañazos y bolas a ninguna parte. Con ambos contendientes cuidándose de dar cuartelillo al rival, del período inicial apenas quedaron para el recuerdo una falta de Alves que se marchó cerca del portal de Armando y un voleón de Pavoni que paró Moso. Tras el descanso, para su desgracia, el Pontevedra se encontró muy pronto con un gol visitante, calcado a alguno de los que ya ha recibido durante esta temporada. Enrique sacó una falta, y en la frontal del área irrumpió, libre de marca, el eterno Oli, tan persistente como correoso para los defensas y el mismo árbitro. El asturiano fue capaz de enviar el balón a la escuadra de Moso. Como estaba previsto, al Pontevedra le dio ese arranque de determinación que tan útil le ha sido en los últimos tiempos. Con una defensa testimonial, el cuadro de Argibay se lo jugó todo al ataque, y logró empatar relativamente pronto. Lo hizo con cierta ayuda del árbitro, un desafortunadísimo Francisco Arcas Piqueres. Mediado el segundo tiempo, Rubén Reyes estampó un balón contra la red de Armando, nada raro teniendo en cuenta que el zurdo granate le pega como los ángeles. Sin embargo, sí dio la impresión de que Yobo agarraba al portero. El partido se puso un poco más patas arriba unos minutos después, cuando el propio Arcas Piqueres sacó la segunda tarjeta a Abraham Paz por una falta a Javi Rodríguez. El atacante del Pontevedra se adornó tanto que parecía difícil que el árbitro picase, pero lo hizo. En compensación, algo más tarde se tragaría una mano de un defensa del Cádiz en plena área. Frenesí Después de ahí, el frenesí. Como impulsados por el toque de un tam tam, los locales se lanzaron a un ataque desaforado, lo único que podía salvarles. No lo consiguieron, pese a que lo pudieron hacer Javi Rodríguez -De Quintana le sacó un balón de la línea de gol- y Capdevila -envió alto un centro de Juan Jesús y otro de Charles-. El Cádiz también pudo sacar algo del todo o nada granate: Moso salvó un disparo de Manolo Pérez en un contraataque, fruto de la espantosa tarde del defensa Yobo. El Cádiz se fue de Pasarón con un punto que quizá le haga ascender; el Pontevedra, más al borde del abismo de Segunda B que nunca, se quedó lamentando dos puntos que tienen toda la pinta de ser los decisivos.