Un legado envenenado

José M. Fernández A CORUÑA

DEPORTES

Un proyecto aún por definir, una plantilla a medio cerrar, volver a Europa y gestionar una herencia de cuatro títulos, retos para el sucesor de Javier Irureta

01 jun 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Javier Irureta consumó su salida del Deportivo, pero no es difícil de seguir el rastro de los retos que le esperan a su sucesor. Ahora queda el más difícil todavía, gestionar una herencia envenenada, un legado que contempla una Liga, una Copa, un par de Supercopas y cinco clasificaciones consecutivas para la Liga de Campeones. ¿Y ahora? Sin solución de continuidad, el Deportivo necesita con urgencia un inquilino para el banquillo, un hombre capaz de gestionar la era post-Jabo, la más brillante de la historia del club. Confirmar al sustituto de Irureta es el pistoletazo de salida de un esprint que tiene su punto de mira en el día 2 de julio, fecha del partido de ida de la Intertoto. Entre ambos puntos, la ingente tarea de cerrar los numerosos frentes abiertos en la plantilla. El banquillo del Deportivo era un plato apetecible con el equipo en Europa, pero difícil de asimilar cuando las referencias más cercanas remiten a noches de ensueño en Highbury, Old Trafford, el Santiago Bernabéu o a una semifinal de la Liga de Campeones. Eso sí, el sucesor de Irureta podrá remitirse a la progresiva desaparición de los protagonistas de la gran época. Nada sobre lo que Jabo no hubiera alertado. Otro asunto es la octava plaza, un discreto punto de partida como coartada. Cerrar la plantilla Si las demandas de Irureta en las últimas campañas no surtieron el efecto deseado, al nuevo ténico no le espera un panorama más idílico. El argumento es sencillo: las urgencias aprietan, ya que en apenas tres semanas, el Deportivo tiene que poner en marcha la pretemporada. Escaso tiempo para satisfacer las demandas de cualquier entrenador, especialmente cuando la caja está vacía. La plantilla, una vez más, se va confeccionar en la plaza de Pontevedra. Nuevo ciclo La marcha de Javier Irureta coincide con lo que el mundo del fútbol ha definido de forma unánime como el final de un ciclo. Ahora se trata de saber si comienza otro de inmediato o se trata de un imprevisible parénteis. A partir de ahora, más por necesidad que por una filosofía desconocida en los tres últimos lustros, la cantera está en el punto de mira. Es una de las señales que anuncian los nuevos tiempos: bienvenida la austeridad, adiós (incluso a plazos) a los dispendios de 18 millones de euros. Al nuevo técnico le tocará administrar un futuro en el que sólo un milagro de dimensiones estratosféricas podría obsequiarle con jugadores de la categoría de Mauro Silva o Fran. Resucitar a los ausentes Mal que bien, renqueando en la temporada que acaba de finalizar, Javier Irureta convivió con la cuesta abajo de algunos jugadores a los que se les había asignado pomposamente el papel de «base del equipo para el año del centenario». El reto del técnico aquí es menor, ya que por arte de birlibirloque el cumpleaños se retrasa a la campaña 2006-07. Así que tiene doce meses más. Si el paciente Jabo fue incapaz de sacar del agujero negro a un Tristán perdido para la causa desde el Mundial de Corea, cuesta imaginar a un mago que consiga recuperar para el fútbol al pichichi del 2001-02. Pero el andaluz no es el único caso de inexplicable pérdida de pedigrí. Manuel Pablo, Romero, Valerón o Sergio han descendido un par de peldaños respecto a campañas anteriores, hasta el punto de que han dejado de contar para el actual seleccionador. Motivar a los presentes Molina, César y Víctor. A los tres les une un pasado internacional, cierto peso en la historia del club y el 30 de junio del 2006 como fecha en la que concluye su contrato con el Deportivo. El guardameta y el defensa asturiano desaparecieron por completo de las alineaciones durante la segunda vuelta de la temporada y Víctor ha combinado luces y sombras a lo largo de la campaña. A estas alturas, parece más necesaria su recuperación anímica y deportiva que aventurarse en una venta que no tiene pinta de convertirse en un negocio redondo (para el club). Volver a Europa El fútbol no entiende de plazos ni de planes a medio o largo plazo. El Deportivo ha coqueteado demasiado tiempo con los grandes como para resignarse a ser uno más en la Liga de las Estrellas. Volver a Europa es una prioridad deportiva, por una afición exigente, y económica, por la propia supervivencia del club. Junio del 2006 marca el final de los actuales contratos televisivos, necesario sustento de todo el invento, y el primer examen del nuevo Dépor, el año uno del pos-jabismo. Época de exámenes y de urgencias. La sombra de Jabo Inevitable. Los números de Jabo son tan incuestionables como la revalorización de jugadores que desembarcaron en Riazor con el dudoso estigma de un descenso reciente o un discreto pasado. Así que al sucesor del técnico vasco no le queda otro remedio que resistir la comparación, sobre todo si los resultados no son los esperados; entonces, los aparentes pecadillos de Jabo (excesiva mano izquierda, rutina, confianza en la profesionalidad de los jugadores...) pasarían a ser una arma arrojadiza. Paradojas del fútbol y retos para el valiente que se atreva a gestionar el legado de siete años en la élite..