El Racing celebró su goleada atrapado de noche en la nieve

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso FERROL

DEPORTES

Tardó 22 horas en cubrir más de mil kilómetros desde Almería

07 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

El Racing celebró en la nieve su mayor goleada de la historia en Segunda A fuera de casa. Pero atrapado entre un autobús y una estación de servicio. Tras vapulear al Almería, tardó seis horas en completar cincuenta kilómetros entre Collado Villalba y la sierra del Guadarrama, y casi veintidós en cubrir los 1.155 kilómetros de regreso a Ferrol. Cuando la expedición avistó A Malata, a las cinco y media de la tarde de ayer, habían pasado tres días desde que inició un desplazamiento como muchos otros de esta temporada, pero que acabó insólito. El Racing partió apenas una hora después de que marcase el sexto gol de su proeza en el estadio del Mediterráneo. A las ocho menos cuarto de la noche del domingo, inició el regreso típico desde el sur de España: parada para cenar en Córdoba y paso por Madrid sobre la una de la madrugada. Pero la nieve alteró su guión sobre el kilómetro 592 de la A-6. La Guardia Civil mandó parar a la expedición en Torrelodones, «donde su dispositivo separaba el carril de los vehículos pesados de los turismos», explica Juan Pazos, secretario del consejo de administración verde. Y ahí empezó la odisea. «Los conductores no apagaron los motores para que siguiese funcionando la calefacción. Algunos futbolistas bajaron a dar un paseo y jugar con pelotas de nieve. Pero no tardaron ni dos minutos en volver a subirse al autobús», explica el lateral coruñés Sito Castro. Después de dos horas detenidos en el arcén de una rotonda, la Guardia Civil se prestó a guiar al autobús del Racing hasta una estación de servicio abierta las 24 horas en Collado Villalba. Allí quedaron atrapados de nuevo. Y muchos casi pierden la noción del tiempo. ?Estaríamos dúas horas ?calcula el técnico, Juan Veiga. ?¡Que dis! Estivemos desde as tres e media ata as oito menos dez. ?le corrige su hermano mayor y ayudante, José. ?¿Seguro? ?A esa hora chegaba a prensa e reemprendimos a viaxe. La media del cálculo la fija Pazos, quien comenta que pasaron unas cuatro horas en la estación de servicio, «donde la espera se hizo más llevadera». Unas horas después, comprobaron que muchos ya habían reemprendido su camino. «Continuamos a 40 kilómetros por hora desde antes del túnel de Guadarrama hasta Pradorrey (Astorga), donde en lugar de tomar el desayuno, como estaba previsto, comimos», explica el delegado del club en este viaje, José Harto. En Benavente, la situación mejoró y el autobús tomó velocidad; y, tras Pedrafita, ya no nevó más. Acostumbrados a realizar largos trayectos en autobús, los jugadores iban ya armados contra el tedio. Mantas, cojines, esterillas, naipes y películas, muchas películas. Desde Farenheit 9/11, el panfleto anti-Bush de Michael Moore que llevó Curro Vacas, hasta FBI (Frikis Buscan Incordiar), del marciano Javier Cárdenas, la alocada Spun y la comedia protagonizada por Javier Veiga El año de la Garrapata. «En el fondo, fue lo mismo de siempre, no pasa nada. Al final, cuando teníamos que abandonar el bus, casi nos daba pena», bromea Sito Castro. «El viaje fue un poco de cartas, un poco de televisión, un poco de dormir...», resumió al bajar del autobús el cuatrigoleador de Almería, Mario Bermejo. Pero también hubo lectura. Además de la prensa, Juan Veiga llevó los apuntes. «Imprimí textos de la página web de [José] Mourinho [el entrenador del Chelsea]». Del batiburrillo de objetos que los jugadores bajaron del autobús, también surgió un tablero de ajedrez. ¿Extraño? Lo llevó el portero Queco Piña para apoyar el ordenador con cuyos juegos varios futbolistas mataron el tedio de la espera en una cuneta tras una goleada.