?on la melena rubia suelta y con un chandal gris-azulado, de cuya parte superior se desprendía con agilidad en cuanto veía una cámara para mostrar su camiseta azul clara de una conocida marca, Anna Kournikova exhibió ayer en sus primeras horas en León el porqué de su fama. No quería preguntas personales y eludió hablar sobre su lesión, por lo que la comparecencia ante la prensa se limitó a una suma de tópicos en los que dejó claro que este neoglamur basado en decir lo esperado y posar adecuamente, está a años luz de aquellas antiguas damas del blanco y negro. Kournikova comentó que conoce «bastantes cosas» de León porque tiene «un buen amigo nacido en la ciudad», aseguró «estar muy a gusto» en un país «tan agradable» como España e insistió reiteradamente en que su vida es el tenis y en que no tiene ninguna meta que la aleje de la pista. La afamada rusa inició su comparecencia manifestando «su ilusión» por jugar contra Arantxa Sánchez Vicario, aunque recordó que lleva mucho tiempo sin pisar una cancha por su lesión de espalda, antes de adornarlo con un «estoy muy a gusto en España». Kournikova aseguró que no está dispuesta a retirarse -lleva un año fuera del circuito- e incluso que desconoce de dónde surgió el rumor. Y pasó a insistir en su frase más repetida en los últimos tiempos: «El año que viene volveré a jugar». Asegura ni plantearse continuar su carrera como modelo o actriz, porque dice tenerlo claro: «El tenis siempre ha sido mi prioridad en la vida y sigue siéndolo». Y es que su vida pasa, según ella, únicamente por el tenis y el tenis, y su físico es secundario: «Estoy a gusto conmigo misma y no me importa lo que diga la gente». Comentó que este partido supondrá su debut en una plaza de toros, algo que al igual que todo lo que le fue planteado le ilusiona mucho. A las preguntas sobre su atractivo respondió con el guión bien sabido: «Hay muchísimas chicas más guapas en el mundo y además cada persona tiene su opción sobre la belleza». Comentó que entiende algo el castellano por su parecido con el italiano y a la pregunta sobre si sentirá la presión del público al jugar esta tarde en un recinto tan grande, la rusa no dudó a la hora de comentar claramente: «La presión no me afecta porque ya son muchos años jugando». Aunque, en su opinión, es bueno cultivar un poco el ego alguna vez y comentó: «De vez en cuando te viene bien sentir esa emoción». Anna llegó a León rodeada de «toda su maquinaria humana» con mucho retraso porque el aterrizar en Barajas optó por pasar por la peluquería antes de seguir viaje.