Definitivamente, el encuentro contra el Espanyol, el 21 de junio del 2002 pasará a la historia como el último partido en el que Donato actuó como profesional. Cinco meses después, el Abuelo ha tomado la dura decisión de decir adiós. Unos problemas en su rodilla y el próximo nacimiento de su primer nieto, Alan, han terminado por convencer al hispanobrasileño de que debía colgar las botas. Lo hace con la «cabeza muy alta», aunque con la duda de que «quizá podría haber exprimido más mi carrera». Pero después de rechazar numerosas ofertas de clubes españoles, europeos y asiáticos, Donato cree que «lo mejor es parar antes de que te obliguen». Después de haberse operado de una de sus rodillas, el central hispanobrasileño notó algunas molestias en las últimas semanas, que le han hecho perder confianza: «Si estuviera perfectamente, no dudaría en seguir, pero ante la duda, prefiero dejarlo así y no acabar arrastrándome por algún campo. Creo que todavía tengo fútbol, pero he meditado la decisión y está tomada a un noventa por ciento. Sólo un giro radical podría hacer cambiar mi pensamiento». A punto de cumplir cuarenta y un años, Donato quiere disfrutar de su familia y del pequeño que llegará en breve. «Por una parte me apetecía seguir, pero por otro lado, no me veo marchando ahora de casa y dejando a la familia aquí en estos momentos». Por eso, ya piensa en iniciar una nueva etapa de su vida, que tendrá como punto central A Coruña. «De momento, el fútbol lo dejo como profesional, pero quiero seguir jugando al fútbol playa con la selección, amén de alguna pachanguita de veteranos... -se ríe- Pensé en jugar en el Arteixo, pero actuar ahora en Segunda B o Tercera, creo que no. Si lo dejo es con todas las consecuencias». Para empezar, el jueves tiene previsto acudir a Madrid, en donde ha sido citado por la federación para disputar un encuentro entre ex internacionales. ¿Y en el futuro? Donato lo tiene claro. Quiere seguir vinculado al fútbol. Hace tiempo pensaba en hacer carrera en el Dépor, pero es consciente de que esa posibilidad es más bien una ilusión que una realidad cercana. «Claro que me hubiera gustado, pero no voy a estar pensando toda la vida en ello. Creo que mi futuro puede ir encaminado como ojeador. Ya me han llamado algunas personas para interesarse sobre si estaba ejerciendo. Hasta ahora, no, pero creo que ahí puedo tener futuro», explica. Y lo fundamenta: «He pasado muchos años como profesional y considero que sé lo suficiente y que tengo vista para descubrir promesas. Primero sería como ojeador y, quizá en un futuro, pues meterme como representante», justifica. Y es que tiene tan claro lo que quiere hacer y parece tan convencido que no piensa si quiera en el pasado y en lo silenciosa de su retirada. «Evidentemente, me hubiera gustado colgar las botas de otra forma, con un partido de homenaje... Pero, las cosas vienen como vienen y hay que aceptarlas. Sin son así es porque será lo mejor», sentencia.