María Abel apuesta por seguir en la maratón pese al calvario

A. H. LUGO

DEPORTES

PRADERO

ATLETISMO / LA RESACA DEL MUNDIAL

13 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

La imagen del Mundial de Edmonton quedó plasmada en el vuelo rasante de Mo Green, los botes del saltamontes Pedroso, la tiranía de El Guerrouj en el medio fondo y un par de detalles más. Entre ellos está, claro, la agonía de las maratonianas españolas, elevada a la categoría de gesta. La lucense María Abel forma parte de ese grupo que sobrecogió al país por su gesto heroico. Pero eso no es lo que más le importa. Ahora sólo pretende «tomarme unas vacaciones para descansar tras un mes muy agotador en lo físico y lo sicológico». Poco después de cruzar la meta, en la vigesimaquinta posición, tomó aliento para contar su hazaña. «Me recuperé bien y con rapidez, teniendo en cuenta lo mal que llegué. Fue una experiencia agónica que jamás había vivido», acertó a decir. El jefe de los servicios médicos de la Federación Española, Juan Manuel Alonso, atendió a la atleta lucense inyectándole una botella de suero. El sufrimiento tuvo su recompensa. «Fui la primera española y eso me hace ser valiente y tener esperanza para el futuro», explicó, dejando bien claro que su porvenir sigue centrado en la maratón. «Pasar de los diez mil a la maratón es un salto muy grande -mantiene-, por eso tendré que variar la preparación, pero hago 27 años en octubre y estoy en la edad ideal». Por lo tanto, el objetivo sigue centrado en repetir participación en unos Juegos Olímpicos, esta vez en la maratón de Atenas en el 2004.