La selección firmó el peor partido de la era Camacho

ÓSCAR GONZÁLEZ CÓRDOBA

DEPORTES

EMILIO MORENATTI

Rubén Baraja marcó el único gol de España ante Japón Un gol de Rubén Baraja, en el minuto 92, le evitó un sonrojante empate ante Japón a una selección española que ofreció poco, no se encontró nunca cómoda y perdió parte del crédito ganado contra Francia. El mal juego español volvió a alimentar los debates que han molestado al seleccionador, José Antonio Camacho. ¿Cuál es su estilo?, ¿tiene dueño su portería? y, sobre todo, ¿recuperará la ilusión generada en su primera etapa?.

26 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Porque, sin ritmo de juego, España se ahogó en la voluntariosa presión japonesa. Tuvo el balón, disparó una docena de veces a puerta, pero no pudo imponer la calidad que le separa el campeón asiático. Fue más de hora y media de impotencia que justificó el cambio táctico del francés Philippe Troussier, técnico del conjunto nipón, que se olvidó de las aventuras ofensivas que le valieron la goleada contra Francia y alineó cinco defensas. Del empeño de Raúl González surgió la mayoría en la primera mitad, pero el delantero madridista se estrelló contra Yoshikatsu Kawaguchi, un guardameta de 25 años, ajeno a supersticiones (vistió por completo de amarillo), que deshizo todo el repertorio mostrado por el goleador español. Tan seguro se sintió el equipo japonés que hasta buscó el gol y obligó a lanzarse a los pies de sus delanteros en tres ocasiones a Santiago Cañizares, de nuevo titular en detrimento de Iker Casillas. Entraron Oscar Téllez, Vicente Rodríguez y José Mari Romero tras el descanso, lo había hecho Rubén Baraja, a la media hora de juego, y Carles Puyol y Sergio González, pasada la hora, pero lejos de mejorar, la selección española no hizo sino alentar las esperanzas japonesas. España fue un conjunto sin coordinación, al que le costó más llegar al área rival y que tan sólo amagó en una acción de rapidez de José Mari y con un par de remates de Baraja, uno de éstos en el tiempo de prolongación, que sirvió para aliviar la estadística española, que no para hacer olvidar su mal juego.