España vuelve a caer con la cabeza bien alta

J. ORTIZ DE LAZKANO Enviado especial BRUJAS

DEPORTES

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Raúl lanzó alto el penalti que habría forzado la prórroga frente a Francia Si no es en este campo talismán de Brujas, ¿en dónde? Si no era ayer el día, con toda España pegada a la televisión a la espera de que Raúl forzara la prórroga, ¿cuándo? Si no es contra esta Francia campeona del mundo, ¿contra quién? Si no es con un penalti a favor en el último minuto y otro más señalado en la primera parte, ¿cómo? Preguntas que quedan nuevamente sin respuesta.

26 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Otra vez el fatalismo como única explicación. Otra vez España se retira con todo el dolor y la aflicción del mundo de un gran torneo. Otra vez el equipo ve los cuartos de final como tope. Otra decepción que acumular. Otra selección que queda tendida en el camino y otra afición decepcionada. No hubo otra proeza. La cuota de gestas había quedado agotada contra Yugoslavia. A Francia le bastó con su oficio y la pegada de Zidane y Djorkaeff para ganar. Lo demás lo puso Raúl. Minuto 89 y 9 segundos. Otro penalti a Abelardo, en el mismo instante y en el mismo área que ante Yugoslavia. ¿Todo igual? No. Había una diferencia. No estaba Mendieta, a quien Camacho había sustituido pese a dejar al equipo sin su especialista en penas máximas. Otra vez el murciano se revela como un ineficaz director de juego. Raúl recogió le pelota y la envió altísima. Fuera. Casi llegó al cementerio que rodea al Jan Breyoel. Allí se quedó Raúl, con la manos cruzadas sobre su nuca, como buscando explicación a su tremendo error. Thuram le ofreció un cambio de camiseta y lo aceptó. Raúl utilizó la prenda blanca para taparse la cara. España cayó ante el equipo que mejor resume el fatalismo de su selección. Con esa Francia a la que no gana en partido oficial desde hace 19 años, con esa Francia que le arrebató en París su última oportunidad de ganar una Euro, con esa Francia que desde que es campeona del mundo mira por encima del hombro a todos sus rivales. Con esa Francia que, desde anoche, puede decir que España le dejó irse viva. El partido tuvo mucho de monstruoso resumen de la Euro española. Hubo determinación en el equipo de José Antonio Camacho, ansioso por dominar el choque y hacerse con la pelota desde el primer minuto. Pero sin aviso alguno, Francia marcó por medio de Zidane. España, como casi siempre, reaccionó con brío. No flaqueó pese a que todo se le había puesto en contra. Gracias a Munitis se ganó el penalti del empate.