Val Kilmer, el rostro de hielo del cine americano

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Val Kilmer en una imagen de archivo tomada en Roma en el año 2005.
Val Kilmer en una imagen de archivo tomada en Roma en el año 2005. Alessia Pierdomenico | REUTERS

Fue una de las grandes estrellas del Hollywood de los ochenta y noventa, pero su brillo se desvaneció en el cambio de siglo con papeles secundarios. Murió esta semana de una neumonía

02 abr 2025 . Actualizado a las 19:20 h.

Durante una entrevista realizada en el 2016, Michael Douglas dijo que Val Kilmer tenía «lo mismo» que había padecido él. Se refería al cáncer de garganta, que el actor sufría en secreto. Kilmer lo negó y Douglas incluso se tuvo que disculpar públicamente. Sin embargo, era cierto. Dos años después, el actor admitió haber estado dos años tratando la enfermedad. Pasó por quimioterapia y radiación. También se tuvo que someter a una traqueotomía que afectó a su voz, cambiándola totalmente. En Top Gun: Maverick (2022), la tardía secuela de la mítica Top Gun (1986), volvió a interpretar a Iceman, el piloto que competía contra Maverick (Tom Cruise). Su personaje padecía cáncer de laringe y se comunicaba a través de una computadora. Supuso un emotivo homenaje al actor que encarnó a uno de los malos más célebres de aquel cine comercial de los ochenta lleno de neblina.

Con el estreno de la original Top Gun, Val Kilmer se convirtió en una rutilante estrella de Hollywood. Ya había tenido éxito previamente con Top Secret! (1984) y Real Genius (1985), pero, cuando surcó los cielos en los ejercicios de la academia de pilotos de élite de la Armada americana, entró en ese escalafón de las celebridades, pasando a ser demandado en todo tipo de filmes. Hizo de Madmartigan en Willow (1988), en cuyo rodaje se enamoró de Joanne Whalley, con quien se casó, tuvo dos hijos, y se divorció en 1996. Después, encarnó a Jim Morrison en The Doors (1991) de Oliver Stone. Su mirada lasciva y alucinada se convirtió en el rostro del cantante para toda una generación que conoció al artista con su interpretación. Finalmente, se puso en el traje de un superhéroe clásico en Batman Forever (1995), otro rotundo éxito en taquilla.

Entre esos títulos se puede trazar la secuencia del éxito de un Val Kilmer que se sentía tan seguro de sí mismo que se permitió rechazar la oferta de David Lynch para protagonizar Terciopelo azul (1986). Tampoco quiso el papel de Patrick Swayze en Dirty Dancing (1987). Y rehusó seguir encarnando al hombre murciélago en las siguientes entregas de la millonaria franquicia. De algunas de estas decisiones se arrepentiría con el tiempo, pero dan una idea del estatus que tenía entonces: el de un actor omnipresente que gozaba del favor del público, aunque sin premios que lo avalasen. Nunca fue nominado a los Óscar ni a los Globos de Oro. Sí apareció varias veces entre los elegibles para los Razzie, los antigalardones que premian a los peores trabajos de la industria.

Nacido en Los Ángeles, pronto sintió la llamada de la actuación. Tras graduarse en el instituto, en el que también estudió Kevin Spacey, entró en la escuela Juilliard de Nueva York para formarse como actor. Tenía solo 17 años y se sentía perdido, con actuaciones exageradas y demasiado dramáticas, tal y como admitió posteriormente. En la escuela se graduó con su interpretación de Ricardo III, de Shakespeare. Y, aunque miraba al escenario y su objetivo era Broadway, el cine se cruzó en su camino. No hubo retorno. La descacharrante Top secret!, que parodiaba los filmes de espías, le abrió la puerta a un mundo del que no se desligaría.

Además de los títulos citados, se deben mencionar sus actuaciones en True Romance (1993), escrita por Quentin Tarantino, Heat (1995) de Michael Mann y El Santo (1997) de Phillip Noycer. En el nuevo milenio no pudo mantenerse. Pasó a ser un secundario con un pasado de lentejuelas y un presente más discreto. En esa época actuó en Entre besos y tiros (2005) y Déjà vu (2006). En el 2010 se embarcó en su proyecto más personal, Citizen Twain, un monólogo escrito y dirigido por él sobre Mark Twain.

En el 2022 lanzó un documental en el que repasaba su trayectoria, dando luz a sus episodios más sombríos. El martes de esta semana falleció en su casa a causa de una neumonía. Su hija Mercedes Kilmer se lo confirmaba ayer a los medios de comunicación.