«No Other Land», el documental de Óscar que Israel quiere silenciar y que es imposible ver en EE.UU.

CULTURA

A pesar de su éxito internacional y de los múltiples galardones que ha conseguido, el reportaje de un colectivo palestino-israelí no encuentra distribuidora en el país que le acaba de dar su máximo premio cinematográfico
04 mar 2025 . Actualizado a las 08:57 h.La gran sorpresa de la noche de los Óscar, con permiso de las expectativas frustradas de Emilia Pérez o de Demi Moore, fue la estatuilla del mejor documental a No Other Land, realizado por un colectivo palestino-israelí. Más que nada porque resulta paradójico que la industria cinematográfica del país norteamericano haya otorgado su máxima distinción a una cinta que, clamorosamente, ningún estadounidense puede ver ni en cines ni plataformas. Y también porque la distinción ya ha escocido a unos cuantos, especialmente al Gobierno israelí, hasta el punto de llegar a tildarlo de «momento triste para el mundo del cine».
Hasta ahora, el Gobierno israelí se había salido con la suya a la hora de silenciar en Estados Unidos este trabajo colaborativo entre periodistas y activistas tanto palestinos como israelíes. Debido al tema que trata, muy crítico con Israel, la cinta documental no ha conseguido de momento distribución en el país norteamericano, y solo logró tener proyecciones limitadas en Nueva York y Los Ángeles con motivo de su nominación a los Óscar.
Y eso a pesar de su éxito internacional. El proyecto ya llegaba a la gran noche del cine de Hollywood con una treintena de premios a sus espaldas, entre ellos dos en la Berlinale, nada menos. Y había sido estrenado y distribuido en más de 24 países —en España está disponible en Movistar Plus+ y Filmin—. Pero el alegato en contra «de la injusticia y limpieza étnica del pueblo palestino», como lo definió el activista Basel Adra al recoger el Óscar, no había tenido tanta suerte en Estados Unidos. Al menos hasta ahora, al alzarse con la estatuilla y tener por fin un altavoz de excepción para exponer la realidad de Cisjordania ante todos los estadounidenses en pleno prime time.
«La destrucción atroz de Gaza y su gente tiene que acabar. Hay una solución política sin supremacía étnica, con derechos nacionales para ambos pueblos», clamó el periodista de origen israelí y también codirector del documental Yuval Abraham antes de hacer un alegato sobre el hermanamiento: «Hay una solución política sin supremacía étnica, con derechos nacionales para ambos pueblos. El mío [el israelí] solo puede estar seguro de verdad si los palestinos son libres de verdad».
Abraham también deslizó una crítica a la administración Trump, cuya política exterior, consideran, «ayuda a bloquear» el camino que lleva al entendimiento.
No Other Land documenta la lucha de las comunidades palestinas de Cisjordania, concretamente de Masafer Yatta, contra la demolición de sus hogares y escuelas por parte del ejército israelí y el desalojo de familias enteras. «Refleja la realidad tan cruda que vivimos, que lleva ya décadas y persiste», expresó el propio Basel Adra, codirector y activista palestino, originario de la localidad donde sucede buena parte del relato, durante su emocionante discurso su deseo por buscar una solución. «Hace cuatro meses fui padre, y espero que mi hija no tenga que vivir la misma vida que estoy viviendo yo, siempre bajo vigilancia, con invasiones y desplazamientos».
Mientras el patio de butacas ovacionaba los sentidos discursos tanto del palestino Basel Adra como del israelí Yuval Abraham, demostrando la posibilidad de un entendimiento a pesar de lo delicado de la situación, la reacción desde el Gobierno hebreo era la opuesta.
«En lugar de presentar la complejidad de la realidad israelí, los directores decidieron amplificar narrativas que distorsionan la imagen de Israel ante las audiencias internacionales», criticaba el ministro de Cultura de Israel, Miki Zohar, a través de su cuenta oficial en X, calificando el documental de herramienta para promocionar la difamación del Gobierno hebreo a nivel internacional. «No es arte, sino un sabotaje contra el Estado de Israel», afirmó.
No dudó el alto cargo israelí en subrayar que precisamente para evitar obras como esta su Gobierno aprobó una reforma de la financiación pública al cine para «garantizar que el dinero de los contribuyentes va a trabajos artísticos que hablan a la audiencia israelí y no a una industria que construye su carrera difamando a Israel en la escena internacional». Que, traducido, supone confirmar que se ocupan, por tanto, de acallar las versiones de los hechos que suceden en Palestina que no concuerdan o son críticas con el relato oficial.
Eso sucede con No Other Land. El documental dirigido a cuatro manos centra su narrativa en la relación de dos de los responsables. Basel Adra, activista palestino residente en la localidad de Masafer Yatta, que está siendo destruida por las fuerzas israelíes, se hace amigo del periodista israelí Yuval Abraham, que está en la zona para informar sobre la realidad local a través de una serie de artículos.
A través de sus dos visiones desde ambos lados de la realidad de Cisjordania, se confrontan sus dispares realidades y las condiciones en las que se establecen las prácticas represivas de las autoridades.