Quincy Jones, el hombre que lo hizo todo dentro de la música popular del siglo XX
CULTURA
Figura inabarcable, fue un músico genial y un productor superdotado que grabó el «Thriller» de Michael Jackson, entre muchos otros
05 nov 2024 . Actualizado a las 08:24 h.Cuando se ruede el filme de la vida de Quincy Jones seguramente este empezará en un lugar perdido de la ciudad de Louisville (Kentucky) con un niño sumido en la pobreza. Comía las ratas fritas que le hacía su abuela. Su madre entraba y salía de hospitales, debido a una esquizofrenia. Y su padre, un exjugador de béisbol metido a carpintero, hacía piruetas para poder llevar algo de dinero a casa. El pequeño desconocía entonces que la música iba a convertirse en su salvación. Sería ya en Seattle, en un traslado, donde con 11 años descubrió una trompeta. Todo cambió. Su precoz genialidad lo llevó a juntarse con otros genios. A los 14 se hizo amigo de Ray Charles que lo marcó. Pensaba que si podía salir adelante siendo ciego, cómo no iba a poder hacerlo él.
Salió. Y se convirtió en una figura clave en la música popular del siglo XX. Rastreando su trayectoria, se puede ver como Quincy Jones estuvo en la mayoría de las corrientes relevantes: jazz, góspel, blues, pop, soul, funk, rock, crooner, r&b, hip-hop y disco, entre otros estilos. Con 18 años ya residía en Nueva York, enrolado en la Orquesta de Lionel Hampton. Conocería en esa época a Miles Davis, Charles Mingus, Art Tatum, Charlie Parker y Dizzy Gillespie, entre otros. Giraría por todo Estados Unidos y Europa. Confirmaría que no había vuelta atrás a una vida dedicada en cuerpo y alma a la música en su máxima extensión.
Jones lo hizo todo. O casi todo. Tocar, arreglar, componer, producir, dirigir orquestas, fichar talentos emergentes e, incluso, editar revistas como Vibe o Blaze. En los años cincuenta básicamente se movió en el ámbito del jazz, donde pronto se convirtió en una figura de referencia. En los sesenta abrió el totalmente abanico. Se arrimó al pop con Leslie Gore. Fue nombrado vicepresidente de la compañía Mercury, siendo el primer alto cargo negro de la industria discográfica. Entró en el mundo de las bandas sonoras de cine con El prestamista (1964), A sangre fría (1967) y En el calor de la noche (1967). Arregló trabajos de Ella Fitzgerald, Shirley Horn, Peggy Lee, Nana Mouskouri , Frank Sinatra, Sarah Vaughan y Dinah Washington. Y sacó discos propios, como Big Band Bossa Nova (1962), que incluye un exuberante tema homónimo. Tendría una inesperada resurrección en los noventa, al ser incluida en la película Austin Powers: misterioso agente internacional (1997)
En la década de los setenta bajaría el ritmo de producción y se centraría en la nueva música negra que florecía a través del funk y el disco. Ese camino lo llevaría a producir al gran astro del siguiente decenio: Michael Jackson. Con él grabó la trilogía Off the Wall (1979), Thriller (1982) y Bad (1987), colocándolo en la cima definitiva artística y comercial. También se encargó del tema benéfico We Are The World, con Jackson involucrado. Sobre el cantante —al que llamaba Smelly— llegó a decir que fue «el más grande de la historia», pero también un artista «codicioso y maquiavélico» que había «robado un montón de cosas» de otros músicos. De lengua suelta, Jones también despotricó en su día de The Beatles, «unos malditos que no sabían tocar». De McCartney, en concreto, afirmó que era el peor bajista que había escuchado jamás.
Excesos verbales aparte, lo cierto es que la dimensión de Jones resulta gigantesca. Sirva como dato que acumuló 80 nominaciones a los premios Grammy (marca solo superada por Beyoncé y Ja-Z), siendo el tercer ganador histórico, con 28 premios. Pero al lado de esos galardones se encuentran nombres y más nombres con los que ha trabajado. A los citados, hay que sumar a Donna Summer, Amy Winehouse, Count Basie, Aretha Franklin, Chaka Khan, Tony Bennett, Little Richard y George Benson, entre muchos otros.