El vikingo Manolo sale de la vitrina del Gaiás para relatar con los huesos su vida

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

PACO RODRÍGUEZ

Investigadores analizaron en la propia sala del museo el cráneo y esqueleto, uniendo divulgación y ciencia

09 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Su nombre oficial es 8169, pero es conocido como Manolo. Así bautizaron al individuo cuya calavera supone el broche a la exposición Unha vida viquinga que puede verse en el Gaiás. La particularidad de este vikingo, que seguramente nació entre los siglos IX y XI y fue enterrado en la isla de Gotlandia (Suecia), es que tiene los dientes incisivos limados, una característica que despertó el interés científico por estudiar sus restos aprovechando su estancia en Santiago.

De esta manera, el museo Gaiás se convirtió ayer también en laboratorio, para trazar la biografía de Manolo a través de sus huesos. El profesor de la Universidade de Santiago Edgard Camarós, junto a la estudiante de máster Celtia Ansemil, estuvieron examinando los huesos. «Lo que tratamos de conocer son aspectos sobre su vida a través de los restos óseos», afirmó el paleopatólogo. Y el relato vital es amplio: «Vemos que sufrió estrés fisiológico, lo que le generó también infecciones periodontales. Tuvo una vida muy complicada». Entre otras enfermedades sufrió sinusitis, otitis y cáncer. «Lo que es interesante es que no observamos ningún tipo de traumatismo», detalló, para luego añadir que, con el estudio de este individuo de entre 45 y 50 años, también pueden conocer que «los cuidados estaban desarrollados. Es decir, normalmente pensamos en las sociedades vikingas como muy brutas y bestias, pero está claro que esta persona también recibió cuidados durante las enfermedades». Por su parte, Celtia Ansemil incidió en que el objetivo es analizar nuevos aspectos de este esqueleto y obtener detalles más concluyentes de la modificación dental, para determinar, por ejemplo, si se hizo con metal o piedra.

La información obtenida la vincularán al contexto histórico que aportará Irene García Losquiño, doctora en Estudios Escandinavos y comisaria de la muestra. Así, por ejemplo, en sus huesos había señales de que podría haber montado a caballo o practicado una actividad en una postura similar, algo que ahora deberán analizar teniendo en cuenta lo que se conoce de la época. «Estos dientes limados horizontalmente son una marca que vemos en algunos esqueletos de la isla de Gotlandia y parece algo autóctono del lugar. No entendemos muy bien por qué lo hacían, pero era un grupo que tenía una identidad concreta», apuntó la experta, resaltando la oportunidad que supone estudiar estos restos y hacerlo en abierto en una exposición. «Permite que toda la gente de visita pueda ver el proceso -este martes estuvieron, entre otros, un grupo del cuarto ciclo de la Universidade de Santiago-. Da un paso más allá en esta relación entre la ciencia y la divulgación en el museo», apuntó. El cráneo de Manolo, que pertenece al Museo de Gotland, volvió a la vitrina horas después, pero su estudio dará más detalles sobre los vikingos.