Muere Christopher Ciccone, el «Papa del buen gusto» que estuvo durante años tras el éxito de Madonna

J.B. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Christopher Ciccone con Madonna en una imagen de archivo
Christopher Ciccone con Madonna en una imagen de archivo IMAGO / Ralph Dominguez / MediaPunch

Hermano de la cantante, fue el director artístico de las giras Blond Ambition (1990) y The Girlie Show (1993) y escribió en el 2009 una biografía basada en su relación con ella

07 oct 2024 . Actualizado a las 19:06 h.

Christopher Ciccone era tan «hermano de» que llegó a escribir un libro con el sintomático título de Vivir con mi hermana Madonna (2009). Ahí contó, precisamente, lo que era existir al lado de uno de los mayores astros de la historia del pop. «Le dio a la gente la oportunidad de pensar en mí como un artista y no solo como el hermano de Madonna, que es una etiqueta que llevaré siempre», dijo sobre él en el 2012. Hoy, cuando trascendió que había fallecido víctima de un cáncer, el foco lo volvió a ocupar de nuevo ella y su carta de despedida. «En cuestión de buen gusto, mi hermano era el Papa y había que besar su anillo para obtener su bendición», escribió la cantante, recordando su vínculo: «Nos tomamos de la mano y bailamos a través de la locura de nuestra infancia».

Esa visión estética se plasmó en la propia obra de la artista. Dos de sus giras más importantes, Blond Ambition (1990) y The Girlie Show (1993), que dieron soporte a los discos Like a Prayer (1989) y Erotica (1992), fueron diseñadas por él y contaron con su dirección artística. Además, formó parte del grupo de bailarines que acompañaron a Madonna en los inicios de su carrera. De hecho, Christopher aparece en el vídeo del sencillo Lucky Star y actuó en sus primeras actuaciones televisivas. Posteriormente, ejerció de estilista y participó en el diseño de algunos discos, como el maxisingle de la icónica Like A Prayer.

Además del trabajo con su hermana, Christopher Ciccone se dedicó al arte y el diseño de interiores. Como pintor llegó a hacer varias exposiciones en Nueva York. En cuanto a su segunda faceta, adquirió cierta relevancia al encargarse de algunas de las viviendas de Madonna, lo que le valió incluso una portada en la revista Architectural Digest. También hizo sus incursiones en el mundo del videoclip. El de Peace Train de Dolly Parton y el de God Bless the Child de Tony Bennett son suyos.

Pero su citado libro de memorias se trata de lo más conocido para el público. De nuevo, los caminos conducen a Madonna, con quien empezó a tener problemas en los noventa y se vio fuera de su vida con el cambio de siglo, apartado de sus giras que otrora dirigía. En el volumen, de más de 350 páginas, se recrea con momentos personales de la cantante y aspectos poco conocidos. También la define como una obsesa del control, se queja de lo mal que pagaba y asegura que no encajaba nada bien las críticas. En su momento, se habló de un gran enfado de Madonna, incluso del intento por su parte de paralizar la publicación. Su representante, Liz Rosenberg, confirmó que estaba muy molesta y que la obra había roto totalmente la relación entre los dos. Él, por su parte, sostuvo siempre que la había escrito con buena intención y nunca se arrepintió de publicarla.

«Tenía una lengua afilada que a veces usaba contra mí, pero siempre lo perdonaba», plasmaba ayer la artista desde Instagram, recordándolo. «No nos hablamos durante un tiempo, pero cuando mi hermano enfermó, encontramos el camino para reencontrarnos», añadió confirmando que al final hicieron las paces.