
La agrupación Forma Antiqva que homenajea a la tonadillera María Antonia Vallejo
18 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La agrupación Forma Antiqva, que dirige el clavecinista asturiano Aarón Zapico, presenta su disco La Caramba, que pone el acento en la protagonista a la que estaban dedicadas las música que reúne: María Antonia Vallejo, conocida como la Caramba, la tonadillera por excelencia en la España de la segunda mitad del siglo XVIII. En ese tiempo, en Madrid, hay una pléyade de cómicas que «son las que manejan el cotarro en el país», en palabras de Zapico, que añade: son empresarias, artistas, cantantes, bailarinas, contratan, encargan música, son las que realmente mueven el negocio. «Y la que más sobresale —incide—, de una manera definitiva, es la Caramba».
El repertorio que seleccionó y grabó el grupo de los hermanos Zapico —Pablo toca la guitarra barroca y Daniel, la tiorba— es el antecedente de la zarzuela que se conoce hoy, la de los Chapí, Barbieri, Usandizaga… «Todas esas zarzuelas que conforman el género patrio no nacieron por generación espontánea, sino de las tonadillas, una forma musical que cantó esta gente en el siglo XVIII. Y estas piezas que interpretamos fueron escritas en exclusiva para la Caramba, que cantaba en los teatros, en los saraos madrileños», prosigue Aarón Zapico. El álbum contiene cuatro tonadillas —La Caramba, El arrendador de sebo, Los duendecillos y Los mormuradores— e intercala alguna obra instrumental, como se hacía en las veladas de la época para aligerar el ambiente.
Pero, ¿quién era la granadina María Antonia Vallejo? El equivalente en el siglo XVIII de la cantante Rosalía, replica Zapico, que admite que para ser gráfico a veces hay que recurrir a ejemplos chocantes pero fáciles de identificar: «Hablar de la dimensión de una mujer hace 300 años es complejo, pero sí digo ‘‘era la Rosalía del XVIII'' automáticamente ya sabes dónde estás, ante una persona con una influencia increíble, una artista de su tiempo, una mujer valiente, emprendedora, con cierto nivel adquisitivo y una carrera fulgurante.
Todas esas características que tiene nuestra Rosalía del XXI las tenía nuestra Caramba. El entendimiento es así más rápido y la admiración más profunda. En aquel entonces además prácticamente no se viajaba, no había redes sociales y apenas prensa escrita. Que solo por su faceta artística y su parte carismática de pasearse por el Prado con su sombrilla, su tocado, su vestuario... automáticamente todas las majas de España quisieran vestir como ella, te da una idea de su impacto», concluye enfático.