Francesca Aspromonte: «Schumann sabe poner música al dolor como ningún otro compositor»
CULTURA

La artista italiana ofrecerá un concierto el próximo martes en A Coruña
12 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La soprano italiana Francesca Aspromonte (Cosenza, 1991) visita A Coruña el próximo martes (Teatro Rosalía, 20 horas) para cantar lieder de Robert Schumann acompañada al piano por Domenico Codispotti dentro de la programación de Amigos de la Ópera.
—¿Usted está especializada en barroco, pero centra este programa en Schumann. ¿Por qué este interés?
—Canto más repertorio barroco que otros; pero de pequeña estudié piano. Esto me permitió profundizar en repertorio más tardío que el que hago habitualmente. En el Mozarteum de Salzburgo, donde estudié, la formación liederística es importantísima: allí aprendí alemán, para mí la lengua más musical del mundo tras el italiano. Desde pequeña me gustó mucho Schumann, lo he cantado mucho y hacer su Requiem für Mignon en un coro me hizo decantarme por ser solista. Es mi compositor preferido, seguido de cerca por Richard Strauss.
—¿Qué hace especial la música de Schumann?
—Siempre me dicen que Schubert se aprecia más con la edad. Yo sigo creciendo y no termino de verlo así. Sin embargo, Schumann tiene un toque de genialidad: coloca la nota justa en el momento justo. Usa la armonía de modo muy profundo y no teme a emplear todo el teclado del piano para sostener el canto de forma muy plena. Además, sabe poner música al dolor como ningún otro. Su forma de musicar ese sentimiento tan alemán de ausencia, de nostalgia, es increíble. Lo hace de la forma justa para emocionarme.
—¿Qué importancia tiene la palabra?
—Lo es todo. Lied significa canción y en principio debería ser muy simple. Un lied lo forman un texto que cuenta algo y una música que acompaña a lo que se cuenta. Se debe transmitir del modo más sencillo posible; para que, más allá de las palabras, se entienda con claridad la historia.
—¿Cómo estructura el programa?
—Los conciertos de lied suelen ser muy largos, con tan solo lieder, sin apenas piezas pianísticas. Esto es contraproducente tanto para el público como para el cantante. Al armar este programa me centro en el personaje de Mignon. Estos textos, además de por Schumann, fueron musicados por Wolf y Schubert. Sin embargo, yo tomo la música de Schumann para realizar un recorrido en torno a la idea de infancia pedida. En este concierto hago el ciclo Amor y vida de mujer, con textos de Chamisso, poeta francés que escribió estos poemas en alemán; y, después, fragmentos de otro ciclo a partir de Wilhelm Meister, de Goethe: aunque se ocupa de otros personajes, hago solo los lieder centrados en la figura de Mignon. Por último, el réquiem de 6 Gedichte und Requiem.
—¿Con qué comienza?
—Comienzo con Amor y vida de mujer, con textos que en 2023 enfadarían a cualquiera. Este ciclo contiene poesías escritas por un hombre que trata de contar el amor y la vida desde el punto de vista de una mujer: eso es terrible... Aquí, el yo poético solo existe para amar a un hombre. Como mujer del siglo XXI no soporto estos textos; pero la música es divina y prefiero pensar que estoy contando algo caduco antes que no cantarla.
—¿Cómo es la protagonista?
—En Amor y vida de mujer la protagonista, joven y enamorada, pierde la inocencia al dejar de jugar con sus hermanas porque solo anhela casarse con ese hombre: lo logra, tendrán un hijo, su marido morirá... y así proyecta sus años de infancia en ser una mujer que, después de todo, acabará perdiendo a su amado. Tras esto se harán las Escenas infantiles, piezas para piano centradas en la infancia. Después entramos en la figura de Mignon, joven misteriosa de la que solo sabemos que es de Italia y llega a Alemania a partir de un viaje. En el primer lied habla de la belleza de Italia y, cada vez de modo más misterioso, se va adentrando en su vida que no puede contar a las personas que tiene cerca, hasta que muere. Continuamos con una pieza del Álbum de juventud, titulada precisamente Mignon y termino con el réquiem, cerrando un viaje entre la vida, la muerte y la infancia perdida. Los textos de Goethe son espectaculares y la escritura musical es más profunda y cerebral que en Amor y vida de mujer.
«Si cantas algo durante años es difícil quitarte la etiqueta»
Francesca Aspromonte espera afrontar nuevos retos en el futuro, pero antes advierte que quiere «cantar mucho a Mozart». Aún le queda una larga y fructífera carrera por delante.
—¿Qué diferencias hay entre abordar una ópera y un ciclo de lieder?
—En una ópera, un personaje se desarrolla en un tiempo más extenso; y no suele estar solo, interactúa con otros. En los lieder puede que el personaje cuente la historia en primera persona (como en los ciclos de este programa) o en tercera persona: esto cambia la perspectiva por completo. En un lied un cantante puede hacer varios personajes al mismo tiempo (piense por ejemplo en Der Erlkönig, de Schubert) y es muy divertido desdoblarse. En ambos se crean personajes y eso aleja las diferencias.
—¿Cómo trabaja con Domenico Codispotti?
—Los dos somos solistas; pero en lied debemos ir juntos. Trabajamos en cómo se trasladan las palabras a la música para dar a ambas cosas la misma importancia y contar las historias de la misma forma. Aquí, el piano no es un mero acompañante: ambas partes tienen idéntica importancia. Nos entendemos muy bien: ya estamos pensando qué otras cosas abordar y me hace muy feliz trabajar con él.
—¿Hacia dónde va la carrera?
—¡La pregunta del millón! Empecé con mucho barroco, de pronto a gran nivel: tenía mucho trabajo; pero también pocas posibilidades de explorar otras cosas. Con los años, mi instrumento mostró potencial para afrontar otro repertorio. Soy muy cauta y quiero ir paso a paso hacia el XIX, sin dejar el barroco. Tampoco quiero olvidar el repertorio liederístico y sinfónico. En ópera, mi límite ahora es Marzelline en Fidelio, de Beethoven, que me permite entregar mi voz con mayor libertad; mientras que el barroco a veces pide una visión más instrumental de la voz.
—¿No quiere encasillarse?
—Si cantas algo durante años es muy difícil quitarse esa etiqueta, aunque la voz esté preparada para otras cosas: esto me ocurre con el barroco. El siglo XIX me espera, pero antes quiero cantar mucho Mozart y mucho primer bel canto.