Alberto Miguélez: «Es muy injusto que no se esté tocando a Nebra a diario en los mejores festivales»

Hugo Álvarez Domínguez

CULTURA

El joven contratenor Alberto Miguélez Rouco se ha ocupado de la dirección musical «La violación de Lucrecia, o donde hay violencia, no hay culpa», producción del Teatro de la Zarzuela cuya adaptación del libreto corrió a cargo de Rosa Montero.
El joven contratenor Alberto Miguélez Rouco se ha ocupado de la dirección musical «La violación de Lucrecia, o donde hay violencia, no hay culpa», producción del Teatro de la Zarzuela cuya adaptación del libreto corrió a cargo de Rosa Montero.

El contratenor coruñés viene de triunfar estos días en el Teatro de la Zarzuela como director musical del montaje de «La violación de Lucrecia»

04 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

No todos los días puede decirse que un músico gallego esté al frente del estreno escénico en tiempos contemporáneos de una zarzuela barroca en un templo como el Teatro de la Zarzuela. Del 25 de marzo al 1 de abril, el contratenor, director de orquesta y clavecinista Alberto Miguélez Rouco (A Coruña, 1994), forjado en el Coro Cantabile y lanzado a una imparable carrera internacional —premio Ópera Actual 2022 al artista joven más prometedor—, dirigió estos días atrás y con gran éxito a su orquesta (ensemble) Los Elementos en La violación de Lucrecia, o donde hay violencia, no hay culpa, del compositor y organista barroco José de Nebra (Calatayud, 1702-Madrid, 1768), en un montaje que produjo el propio coliseo madrileño.

—¿Qué queda en usted del niño que comenzó en la música en Galicia?

—Yo creo que bastante, porque la verdad es que siempre he intentado mantener mis raíces musicales, que están en A Coruña. Con el Coro Cantabile tengo aún a día de hoy una gran conexión: en especial con Pablo Carballido, un grandísimo amigo y mi maestro. Siempre que puedo colaboro con ellos y me hace mucha ilusión mantener ese contacto porque me ancla con mi ciudad.

—¿Cómo compagina su faceta vocal con la de director?

—Con prudencia y un poco como puedo. Cuando hago un proyecto como director hay cierta fatiga vocal al ensayar, ya que hay que hablar mucho y se manejan muchas cosas. Siempre intento dejar un tiempo de descanso antes del próximo proyecto cantado. Ahora mi proporción de proyectos cantados es bastante más alta que la de proyectos de dirección. No es fácil pero también es un reto. Quizá signifique tener que hacer menos proyectos que un cantante normal, pero si no lo hiciera me faltaría algo tanto de un lado como de otro.

—¿Qué le lleva a fundar el ensemble Los Elementos?

—Fue la guinda de un pastel que se llevaba cocinando muchos años. En la Schola Cantorum Basiliensis [en Suiza] coincidí con bastantes compañeros que estudiaban conmigo con los que hacíamos mucha música de cámara, y cuando me animé a recuperar Vendado es amor, no es ciego, zarzuela de José de Nebra, gustó tanto que fundamos Los Elementos para grabarla.

—¿Qué tiene la música de José de Nebra, en particular «Donde hay violencia, no hay culpa»?

—Lo que más me impactó fue la honestidad que encuentro en su manera de escribir, la manera de plasmar las emociones de forma mucho más directa que otros compositores. Me llega de modo muy profundo tanto armónica como musicalmente por el lenguaje con el que pinta las palabras; como por ejemplo puede suceder (buscando un ejemplo muy diferente) con Lascia ch’io pianga [del Rinaldo de Haendel]: parece que son dos acordes, pero cuando lo escuchas mueres de placer. Con Nebra me pasa un poco eso. Además, considero demasiado injusto que su música no se esté tocando a diario dentro de los mejores festivales y en ese sentido me siento responsable dentro de mis posibilidades de llevarla a lo más alto. En el caso de Donde hay violencia, no hay culpa, es la zarzuela musicalmente más avanzada de Nebra. Tiene recursos musicales que podemos identificar con períodos algo posteriores: el recitativo del suicidio de Lucrecia, por ejemplo, recuerda a algún recitativo acompagnato de Mozart. Esto no suele ocurrir en compositores de la época, y me parece muy interesante.

Momento en que el equipo salió a saludar tras la representación de «La violación de Lucrecia, o donde hay violencia, no hay culpa» el día del estreno (el pasado 25 de marzo).
Momento en que el equipo salió a saludar tras la representación de «La violación de Lucrecia, o donde hay violencia, no hay culpa» el día del estreno (el pasado 25 de marzo).

«Es un orgullo como gallego dirigir en un teatro como este»

El contratenor, director de orquesta y clavecinista gallego Alberto Miguélez está feliz de participar en una producción del Teatro de la Zarzuela de esta entidad.

—Es un grandísimo honor que hayan confiado en mí. Nebra es el autor al que más esfuerzos he dedicado, pero hay también otros muchos músicos españoles que lo tocan. Por eso agradezco que pensasen en mí. Espero haber podido devolverle a Nebra un poco de lo que él me ha dado: sería un triunfo. Hablando con el archivo del teatro tenemos dudas sobre si soy o no el primer gallego en dirigir un título aquí; pero, en cualquier caso, no ha habido muchos y tendríamos que remontarnos muy atrás en el tiempo. Para mí es un orgullo porque me siento muy coruñés y paseo Galicia por donde canto o dirijo.

—¿Cómo ha sido el trabajo con el director escénico Rafael R. Villalobos?

—La colaboración ha sido muy fructífera por las dos partes. Él tiene una idea muy clara de lo que quiere, incluso musicalmente. Hemos hablado, hemos expuesto nuestras opiniones y modos de ver las cosas. Por mi parte, ser cantante y haber trabajado con muchos directores de escena me permite ponerme tanto en la posición del cantante como en la del director de escena: sé lo pueden buscar o cómo ayudarles desde la música. Rafael notó esto desde el principio y eso hizo que la comunicación fuese muy buena entre los dos.

Detalle del montaje de la zarzuela barroca «La violación de Lucrecia, o donde hay violencia, no hay culpa», producción del Teatro de la Zarzuela cuya adaptación del libreto corrió a cargo de Rosa Montero.
Detalle del montaje de la zarzuela barroca «La violación de Lucrecia, o donde hay violencia, no hay culpa», producción del Teatro de la Zarzuela cuya adaptación del libreto corrió a cargo de Rosa Montero.

—¿Qué retos profesionales se marca para el futuro?

—Seguir disfrutando de la música, seguir descubriendo nuevas obras de compositores que merecen ser recuperados, seguir adelante con mi grupo Los Elementos y llevarlo hacia una situación un poco más estable a la hora de hacer proyectos más frecuentemente y seguir desarrollándome en todas las facetas que pueda.