Premios Óscar 2023: Brendan Fraser, el «sex symbol» que cayó en el olvido y acabó ganando el óscar al Mejor Actor

CULTURA

Brendan Fraser a su llegada al almuerzo de los nominados a los Premios Óscar.
Brendan Fraser a su llegada al almuerzo de los nominados a los Premios Óscar. ALLISON DINNER | EFE

El actor, que fue uno de los grandes «sex symbols» de los años 90, cayó en el olvido durante años, pero su interpretación en «La ballena» («The Whale») le ha hecho ganar el Óscar a la mejor interpretación masculina

13 mar 2023 . Actualizado a las 10:09 h.

La historia de Brendan Fraser es de esas que tanto le gustan a Hollywood. La vida de una joven promesa que va a la meca del cine en busca de oportunidades, la del éxito fulgurante, la de la caída al abismo y al olvido y, por último, en un giro de guion inesperado, una repentina resurrección que apunta hacia un final feliz, esperanzador, tan a lo grande, que le ha llevado a alzarse con el premio al Mejor Actor en los Premios Óscar 2023

Brendan Fraser llegó a ser uno de los grandes sex symbols de los años 90, pero una gestión desacertada de su carrera, una traumática historia de abusos sexuales por parte de una persona influyente en Hollywood y problemas personales que le llevaron a una depresión y a acabar convertido en un meme sobre el fracaso hundieron su camino profesional hasta lo que parecía un punto de no retorno. Y, sin embargo, sí que hubo salvación. Gracias a su destacado papel en La ballena (The Whale), con el que ha conseguido ya el Critics' Choice y el Premio del Sindicato de Autores, Fraser ha vuelto a la vida. Su carrera vuelve a estar encauzada, y su actitud, humilde y agradecida, ha reconvertido el meme en historia de superación como pocas.

Carrera fulgurante al estrellato

Brendan Fraser nunca gozó del beneplácito de la crítica, aunque sí llegó a tener un gran éxito entre el público. Con su cuerpo perfecto, su atractivo, sus llamativos ojos azules y un rostro muy característico que lo agraciaba con un don natural para la comedia, tenía los ingredientes perfectos para el tipo de películas que lo confirmaron como una estrella del cine de aventuras y el humor.

Los inicios de Brendan Fraser en Hollywood fueron relativamente dulces. El chaval de Indianápolis, hijo de un funcionario del Ministerio de Exteriores de Canadá y una asesora de ventas, nació en 1968 y, con 22 años, recién graduado en Interpretación, se fue a la meca del cine a probar suerte. Solo un año después participaba en su primera película, aunque en un papel puntual, pero ya en 1992 tenía su primer rol protagonista, en El hombre de California, donde interpretaría a un hombre de las cavernas desenterrado en la actualidad. Se trataba ya de un personaje con algunas de las características que le darían gran fama como actor de comedias: un hombre con altas cualidades atléticas, pero algo naif y tontorrón. En ella, por cierto, ya coincidía con otro de los ganadores —a Mejor Actor de Reparto, en este caso— de este año: Ke Huy Quan, quien había interpretado ya a Tapón en Indiana Jones y a Data en Los Goonies.

Tras varios títulos en los que compartía cartel con Matt Damon, Ben Affleck o Adam Sandler, la gran fama le vino en el año 1997, con George de la Jungla, una comedia de aventuras que adaptaba el cartoon de Jay Ward del mismo nombre, y que era una parodia de Tarzán. Fraser era perfecto para ese papel por su perfecta complexión y sus dotes para la comedia absurda.

La película fue todo un éxito de público, e hizo que la productora ganara más de 174 millones de euros por un presupuesto de 55 millones. Y, a pesar de lo ligero que puede parecer el papel de Brendan Fraser en esta película, su proceso no fue nada agradable, y supuso lo contrario a lo que ha vivido ahora con The Whale. «Estaba depilado, con el cuerpo lleno de aceite, privado de carbohidratos», dijo en una entrevista para Variety junto a Adam Sandler. «De camino a casa paraba a pillar algo de comer; un día necesitaba efectivo, fui a sacar dinero de un cajero, y no era capaz de recordar mi número PIN, porque mi cerebro me fallaba. Y acabé sin cenar». Fraser recuerda la experiencia como algo traumático.

Aunque para muchos la carrera de Brendan Fraser pasó directamente de George de la Jungla a su otro gran papel comercial, La Momia, en medio de esas dos películas hizo uno de sus papeles dramáticos más destacados de esta primera etapa, en Dioses y Monstruos, de 1998, que narra los últimos días del realizador, abiertamente homosexual, James Whale y su relación con un joven jardinero, interpretado por Fraser. Si bien su actuación es destacable, queda totalmente eclipsada por un grande de la interpretación, sir Ian McKellen, que fue nominado al Óscar a Mejor Actor Protagonista.

Fraser podría haber aprovechado esa incursión en el cine más intimista e independiente para labrarse ahí una carrera, pero el éxito abrumador de La momia solo un año después contribuyó a que se le encasillase del todo en el papel que ya lo había hecho famoso antes. Al contrario que la mayoría de los actores —excepto Tom Cruise y unos pocos más en Hollywood—, él hacía sus propias escenas de acción. Y le pasó factura. Tuvo que ir a quirófano en varias ocasiones, y hasta estuvo a punto de morir con esta película: «Tenía una soga al cuello y el especialista la tensó tanto que me acabé quedando de puntillas; por un momento, todo se fundió a negro, como si fuera una película muda. Fue aterrador». Aún así, en ese momento no rechazaba ninguna oportunidad. La franquicia, de hecho, tuvo otras dos secuelas, una en el 2001 y otra en el 2008, donde además coincidió con la galardonada como Mejor Actriz de este año, Michelle Yeoh —que, por cierto, también hace sus propias escenas de acción—.

La carrera de Fraser parecía estancada en blockbusters que nunca le valían el beneplácito de la crítica. E incluso llegó a participar en la oscarizada película Crash, de Paul Haggis, junto a otros actores, como Sandra Bullock, Matt Dillon o Ryan Phillipe, que ya estaban todos ellos en un momento bajo de sus respectivas carreras. Aún así, el elenco se llevó el galardón al Mejor Reparto en los Premios del Sindicato de Autores, donde este año volvía a subirse al escenario para recoger, con un conmovedor discurso, el premio a Mejor Actor por The Whale.

Caída al abismo: abusos sexuales, divorcio y depresión

Brendan Fraser, a diferencia de su compañera de rodaje Sandra Bullock, no consiguió reconducir su carrera en esos momentos. Tomó la arriesgada decisión de no repetir su papel de Viaje al centro de la Tierra en la secuela, que finalmente protagonizaron con gran éxito Dwayne Johnson y Josh Hutcherson, sin que su ausencia se echara en falta lo más mínimo. Y quedó en evidencia que el efecto Brendan Fraser, que había llegado a ser un reclamo comercial, había perdido por completo su magia. Sus últimas películas, lejos de ser un éxito, pasaron a suponer un verdadero fracaso.

Eran momentos complicados, tanto profesional como personalmente. En el 2009 llegó otro mazazo, tanto emocional como económico, con su divorcio de la actriz Afton Smith tras nueve años de matrimonio.

Fraser se fue haciendo pequeño. Durante la entrega de los Globos de Oro del 2010, su forma de aplaudir durante un gag de Robert de Niro se convirtió en un vídeo viral que no hizo más que socavar su imagen pública.

El mundillo de Hollywood tampoco le ayudaba. Hace unos años, en pleno auge del MeToo, reveló en una entrevista que, en el 2003, el expresidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood Philip Berk —que es responsable de los Globos de Oro— había abusado de él cuando todavía ostentaba ese cargo. Fue durante una comida: «Primero me agarró el culo, y después usó uno de sus dedos para tocarme en la zona entre los testículos y el ano», dijo. Berk se defendió en sus memorias diciendo que se había tratado de una broma. No lo fue para Fraser: «Me hizo sentir enfermo, como un niño pequeño, creía que iba a llorar», afirmó el actor, que, por miedo a la reacción de la gente, decidió no contar lo ocurrido y se tragó sus sentimientos, lo que le llevó a encerrarse en sí mismo y a alejarse de la esfera pública. El actor vivió un proceso depresivo que todavía se agudizaría más.

Brendan Fraser acabó regresando a las vidas de los espectadores cuando participó en la tercera temporada de la serie The Affair en el año 2016, donde daba vida a un guardia de prisiones. «Queríamos a alguien que tuviera calidad de estrella», dijo la cocreadora de la serie Sarah Treem, «alguien que tuviera la habilidad de ser muy convincente, pero también siniestro y perturbador».

Fraser dio su primera entrevista en años precisamente por el estreno de la serie. Y no es un plato fácil de digerir. Al artista se le ve cabizbajo y triste, y algo perdido. El vídeo corrió como la pólvora como constatación de su estado mental, y surgieron todo tipo de teorías que apuntaban a su divorcio o a haber sido reemplazado —con éxito— en las dos franquicias que le habían hecho más famoso. La realidad era más sencilla: «Había enterrado a mi madre», explicó Fraser tiempo después, «creo que estaba en el proceso de duelo, pero no me daba cuenta». A todo ello se sumó que estaba promocionando una serie en la que acababa de entrar y que, además, hacía tanto tiempo que no daba entrevistas que los formatos habían cambiado: «Me sentí en plan: “dios, me estoy volviendo superviejo. ¿Así es como se hace ahora?», explicó.

Aronofsky al rescate

La resurrección de Brendan Fraser parece haber llegado, y eso que su carrera ha sufrido también alguna eventualidad reciente. El actor iba a ser el villano de una películas de superhéroes, Batgirl, pero el filme fue finalmente cancelado por la reorganización del universo cinematográfico de DC por parte de Warner Bros.

Pero entre esos nuevos proyectos de su nueva edad dorada, donde se ha puesto a trabajar con autores de la talla de Steven Soderbergh o Martin Scorsese, hay otro que no solo saldría a flote, sino que, además, le ha valido todo tipo de premios y ovaciones: La ballena (The Whale), el filme de Darren Aronofsky que adapta una obra teatral y en el que Brendan Fraser hace el papel de su carrera. En ella interpreta a un solitario profesor de inglés que sufre obesidad severa —275 kilos de peso— e intenta reconectar con su hija adolescente. 

Este papel, en el que un inmovilizado Fraser soporta el peso —casi literalmente— de la película gracias a su soberbia interpretación, le ha valido ya el Critics' Choice y el Premio del Sindicato de Autores, y también le hizo ser objeto de una gran ovación —de 6 minutos de duración— tras la proyección del filme durante el Festival de Venecia. El vídeo del actor entre lágrimas durante los aplausos se convirtió en viral, como también lo fueron cada una de sus entrevistas y discursos de aceptación de premios, debido a su humildad y ternura.

Ahora, Brendan Fraser se ha alzado con la estatuilla dorada en los Premios Óscar 2023 como mejor actor de este año, lo que sirve para apuntalar aún más esta nueva edad de oro de un artista que, durante años, había caído en desgracia. Un giro de guion que nadie esperaba y es todo un final feliz made in Hollywood.

DÓNDE SE PUEDE VER

Solo en cines, por el momento.

Llegará, en torno al 31 de marzo, a Movistar Plus+.

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