Miguel Falomir: «Atacar un cuadro es un acto cobarde, ya que los museos no se pueden defender»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Miguel Falomir en la Fundación Barrié de A Coruña
Miguel Falomir en la Fundación Barrié de A Coruña German Barreiros

El director del Museo del Parado habló ayer sobre la figura de Rubens en la Fundación Barrié de A Coruña

10 mar 2023 . Actualizado a las 07:48 h.

Rubens, dónde se inspiró y hasta dónde llegó partiendo de esa inspiración. Ese fue el núcleo de la conferencia que impartió ayer en la Fundación Barrié de A Coruña el director del Museo del Prado Miguel Falomir. «Era de los pintores que más conocía no solo la historia del arte, sino la historia en general. Se interesó por la escultura clásica, pero los grandes referentes fueron los pintores italianos del renacimiento. Ahí, en Miguel Ángel, Rafael y Tiziano, es donde se centró», señalaba antes de impartir su charla.

—Rubens decía que para obtener la mayor perfección en su pintura era imprescindible conocer al máximo el arte antiguo.

—En ese momento todo en mundo en Europa comulgaba con una idea estética, la de la imitación. En todo, no solo en la pintura. La idea contemporánea que ahora tenemos de la supuesta originalidad radical no existía. Ellos consideraban que había que imitar a los antiguos y a los modernos. La gran elección era saber a quién. Unos se centraban en una figuras que consideraban que se había llegado a lo máximo. En el caso de la literatura latina, a Cicerón. En pintura y escultura, Miguel Ángel. Otros eran más eclécticos. Lo mejor era escoger lo mejor de cada lado. Entre ellos, estaba Rubens que tenía una gran ambición: él imitaba para superarlos.

—¿En ese clima de nostalgia hacia lo antiguo él ofrecía el arte perfecto?

—Yo creo que hay muchas claves para su éxito. Es una pintura intelectualmente muy sólida y de una factura muy atractiva. Él supo combinar la maestría en el dibujo con el color, en una de esas asociaciones de coger lo mejor de Tiziano y lo mejor de Miguel Ángel. Todo en una pintura muy atractiva que, además, presentaba él con su personalidad totalmente avasalladora.

—Los historiadores señalan que dominaba las relaciones públicas.

—Tenía un don natural. Hizo funciones de diplomático para distintas cortes. Sabía moverse en diversos ambientes y siempre estuvo rodeado de gente extraordinaria. Tenía el taller más eficaz de Europa, lo que le permitió satisfacer muchos encargos. De hecho, es un pintor que murió rico. Es la imagen completamente alejada del malditismo, de los artistas tipo Caravaggio y Van Gogh.

—El Prado acaba de hacer algo insólito, abrir por las noches. ¿Se esperaban el éxito logrado?

—La idea es abrir durante cuatro meses el primer sábado de cada mes. Queríamos ver cómo respondía el público y, numéricamente, ha sido algo abrumador. Y muy emocionante. La inmensa mayoría de quienes acudieron el sábado pasado eran menores de 30 años. La percepción era que la mayoría de ellos era la primera vez que iban al Museo del Prado.

—¿Se ha perdido el miedo a nuevas protestas ecologistas?

—Bueno, estas protestas se han aminorado. El otro día hubo una en el Rasmussen, aunque se limitaron a protestar sin atacar a ninguna obra. Nosotros sufrimos uno de estos ataques y pensamos lo mismo que entonces. No nos parece la mejor forma de defender una idea que, en principio, puede ser buena pero pierde gran parte de su legitimidad. Atacar un cuatro es un acto bastante cobarde porque los museos no se pueden defender. Ni aún poniendo un policía por visitante puedes evitar que alguien le pegue un puñetazo a una obra de arte.

—¿Qué hacer entonces?

—Aquí no sirven tanto las medidas represivas, sino que hay que ganarla batalla de la opinión pública. Demostrando que son medidas sinsentido y que los que lo hacen tienen mucho más que perder que ganar. Más o menos, creo que han ido por ahí las cosas durante este tiempo.

—En los últimos años han surgido iniciativas para visibilizar a las mujeres artistas. ¿Está el Prado en un proceso de feminización?

—No creo que sea una feminización, sino dar respuesta a una demanda de visibilizar el papel que han tenido las mujeres en la historia del arte. No solo de artistas, sino como promotoras. Llevamos desde hace años embarcados en ese proceso de visualización. Esta semana hemos acabado un congreso dedicado a las mujeres patronas de las artes. Probablemente, el Museo del Prado sea el museo europeo donde las mujeres han sido más importantes en su configuración. Si quitamos las obras que llegaron al museo compradas o coleccionadas por mujeres tendríamos una merma considerable de obras maestras.