Autobiografía cuantificada de María Meijide: un cuaderno de actividades para construir tu propia historia

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

PACO RODRÍGUEZ

Ha cambiado la pintura por el texto, pero, como en la exposición «Pánico no museo», también hay algo de fauvismo en esta especie de workbook que quiere ser una instrospección colectiva: los textos que le envíen servirán para otro proyecto artístico

12 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Ten unha paleta saturada, así un pouco do Bershka, porque vivimos un momento saturado». María Meijide mueve la mano sobre el enorme lienzo que recibe en el primer piso de la Fundación Granell, en el que se ve el salón de una casa. De su casa. Es como si quisiese volver a pintar el cuadro, que tiene un deje de Matisse. Quizá no haya mejor definición del fauvismo: así, un poco del Bershka.

Así, un poco del Bershka, es Pánico no museo (terror en el ultramarinos, es imposible no tararearlo) una exposición en la Fundación Granell en la que Pintora Meiji —podrían encontrar en cualquier momento sus credenciales en el parabrisas: «La pintora está dotada con un don hereditario: encontrar solución a todo tipo de problemas de arte: bodegón, paisaje, arte abstracto, paisaje interior, retrato con amor»— habla de lo que la rodea para, en realidad (quizá haya que decir en surrealidad, porque se trata de un museo surrealista. Quizá Dalí también sea un poco del Bershka) hablar de sí misma.

Lo hace con una poderosa voz, una herramienta potente, la de la pintura, que ahora, como en uno de esos taladros que a la vez son destornilladores y a veces también lija, ha cambiado por el texto.

—Así que intrusismo.

—Tiña gana de darlle outros formatos a esa voz. Pero non era o formato libro, máis ben era formato texto. 

De las clases de escritura creativa con Carlos Cartoné en las aulas de A Unitaria nació su Autobiografía cuantificada, un ejercicio artístico que invita a la instrospección colectiva. Algo así como un cuadernillo Rubio, como un workbook, pero sin listenings. Como una compilación de listas. Un poco curso de CCC (puede que la referencia actual sea Domestika, pero los años pasan para todo el mundo) con el material incluido y con Pintora Meiji como tutora del proceso.

Llueve a mares, pero a lo mejor, asomándose a la ventana y guiñando los ojos, se puede divisar desde el compostelano Pazo de Bendaña el sofá amarillo chillón sobre el que un amigo creyó ver un ornitorrinco azul. Era un jersey, pero la confusión da título al cuadro del que hay una, dos, hasta tres variaciones en la exposición, compuesta de obras pintadas en uno y otro extremo de la plaza: el estudio, la casa, y también el museo. Son difíciles de distinguir, creando un juego de espejos semejante al que sirve de armazón de su Autobiografía cuantificada: Pintora Meiji cuenta su vida, y también la cuentas tú

«Mólame un pouco a matemática da linguaxe, tamén me gusta na pintura, esas trabas que te pos», con esa vertiente lúdica a lo Georges Perec. «Nun principio quería facer un póster, ou non sabía moi ben. Quería que a xente puidese usalo». Así que con Tulipa editorial llegó a la conclusión de que lo mejor era un cuaderno, como esos de caligrafía. 

A lo mejor, asomándose a la galería al otro lado de la plaza do Toural, la del estudio de María Meijide, guiñando los ojos, se puede ver a Pintora Meiji y una periodista paseando junto a un enorme neón rosa que con letras redonditas reza Todos mis amigos me ponen cachonda, una broma que acabó creciendo hasta convertirse en un proyecto artístico que reivindica la sensualida de la pintura y en el que también irrumpe el texto.

«Se cadra tamén fago máis neons», dice Pintora Meiji, que con un gesto ancla la conversación de nuevo al presente inmediato. «Teño certo resquemor con respecto ás grandes ideas, os grandes dramas, os grandes relatos». Hablar de lo cotidiano acerca a las personas, «porque todos o temos».

Por eso una autobiografía. Por eso en la página par María Meijide habla de cuánta gente se ha enamorado y en la impar, hay un hueco para el ejercicio propio de introspección: Tengo 38 años. Un piso en alquiler, 483 libros. Ahora tú. 

«Igual estamos tamén nun manierismo aquí». Se ríe María Meijide de su intento de no estarlo pero «se é, estou no que me mola», porque es divertido definirse a través de listas. De manera cuantificada. «Faime graza, pero tamén penso que así rapidamente se pode entablar unha conversa con alguén».

En realidad, es como habitualmente se habla de la vida propia: los grandes relatos están demasiado pulidos, abrillantados, bruñidos en un exceso falsario. «Son moi construídos». La realidad es prosaica: me he enamorado seis veces, cuatro mal. He vivido en tres casas. Mi coche es prestado. Mi manta favorita parece un Mondrian. 

El proyecto, en un momento dado, a punto estuvo de ser un Google Forms, porque la Autobiografía cuantificada de María Meijide es un proyecto profundamente introspectivo —se descubre lo complicado que es resumir tus odios y clasificarlos por intensidad— pero también colectivo. Quien quiera, puede enviar sus textos para crear una enorme autobiografía colectiva, que cristalizará aun no se sabe muy bien en qué.

Porque aunque la pincelada pueda parecer rápida y despreocupada, aunque haya retratos que terminó en apenas un par de sesiones, a pesar de que la Autobiografía cuantificada esté compuesta de textos brevísimos (una persona resumida en poco más de cien palabras) y que fuese el propio texto el que la fue llevando para componer su biografía de manera «bastante lineal», Pintora Meiji reposa, asimila, mastica y luego, lanza un proyecto compacto. Su autobiografía lleva gestándose varios años. 

«Tamén me pasa moito cos cadros, este levoume dous anos», dice señalando una de las pinturas de Pánico no museo, que se puede visitar hasta el 29 de enero. «Pinteino, deixeino repousar, e remateino antes da exposición».

Lo que quizá no hay es reescritura de esos textos. «Escribilo foi rápido, pero logo repousou» porque faltaba saber el formato. «De feito poderías seguir calquera cadro e aquí engadindo epígrafes». Como el formato de una exposición que mezcla bocetos, retratos y cuadros sobre su casa, sobre su vida, sobre su obra: en sus lienzos están pintados sus cuadros, como un bucle infinito de publicidad de Pintora Meiji: «La pintora arregla casos muy desesperados, mediocridad, falta de color, mal gusto. Rapidez y garantía». Y ya.