Xulia Vicente, autora de cómic: «Echo de menos el agua del grifo de Galicia»

CULTURA

..

Gallega afincada en Valencia, acogedora de gatos sin hogar, acaba de ganar un premio en Estados Unidos mientras lamenta lo difícil que es vivir exclusivamente del cómic

13 dic 2022 . Actualizado a las 15:05 h.

Xulia Vicente (Cariño, 1993) talento del cómic gallego, se fue a estudiar Bellas Artes a Valencia y allí se quedó. Como los buenos gallegos, vuelve siempre que puede a por las pequeñas cosas. En septiembre ganó un premio Ignatz en Estados Unidos por La jinete me aguarda.

—¿En qué proyectos está ahora?

—Llevo muchos años trabajando en una trilogía de la que ya han salido dos números: Ari, cazador de dragones e Ira, jinete de dragones. Y llevo tiempo trabajando en el tercero, pero siempre se me cruzan cosas. Ahora estoy a media jornada con un trabajo en la asociación de ilustradores de aquí que me ayuda a vivir y me interesa porque es un trabajo en favor de la profesión, pero al mismo tiempo me ralentiza en mi trabajo en los cómics. Así que este tercer número saldrá el año que viene.

—Hay que pedir paciencia a los lectores que esperan esa tercera parte.

—Yo estoy muy a favor de que los creadores se tomen su tiempo, pero también entiendo a los lectores. En este caso me da bastante rabia, porque es para jóvenes lectores, sobre los 12 años. Así que un chaval que se leyó los dos primeros, cuando le llegue esta tercera parte le va a quedar como para muy pequeños, pero bueno, los creadores necesitamos nuestro tiempo. Porque el cómic, no nos da de sobra para sobrevivir.

—Del cómic no se puede vivir, entonces.

—Exclusivamente del cómic, en España, no. Siempre estamos compaginando con trabajos de ilustración o para fuera. En Estados Unidos o en Francia tienen industrias más fuertes y más lectores. Y ni siquiera: o tienes mucho éxito o trabajas muy rápido. Si no, tienes que meter por el medio algún trabajo de cartelería o portadas, o cosas así.

—¿Le molesta eso, tener que interrumpir un proceso creativo para afrontar proyectos más... alimenticios?

—Muchísimo. Es que a mí se me da muy mal trabajar en dos cosas a la vez. Si estoy en un cómic, cuando me siento mejor es cuando llevo ya dos o tres semanas seguidas, y ya me he metido en la narrativa de lo que estoy contando. Si tengo que estar parando por otras cosas el flujo de trabajo sufre mucho. La verdad es que dibujar cómic es lo que más me gusta, pero también lo que más esfuerzo conlleva.

—Su trabajo está muy influenciado por la cultura japonesa.

—Sí, tengo mucha influencia del manga y el anime, que es lo que me gusta. De pequeña era lo que más me enganchaba y empecé a crecer por ahí.

—Yo había leído que su afición empezó por el Golfiño.

—Ya lo creo. El día que llegaba Golfiño a casa era fiesta mayor. Creo que tengo la colección casi entera. Leía mucho tebeo nacional.

—Pero le pudo el manga...

—Yo creo que fue porque la revista Dibus traía promoción de mangas y, a medida que iba creciendo, me iba gustando más.

—¿Ha dejado de ser el cómic un mundo de hombres?

—Desde luego. Llevamos aquí desde siempre. Igual hubo un momento en que hacía falta visibilizar pero desde que llegó la novela gráfica a España como etiqueta hay muchísimas autoras y con un nombre más que afianzado. Si hay problemas en cuanto a condiciones de trabajo, son compartidos con nuestros compañeros. Puede que siga faltando ver más mujeres en premios.

—¿Cómo jurado o recibiendo premios?

—En ambas cosas.

—En casa de un pintor huele a trementina. ¿Y en la suya?

—Ahora mismo a gato. Creo que es muy común en las casas de los dibujantes, ja, ja. Yo siempre fui de perros, pero empecé a acoger gatos este año por primera vez. Ni siquiera son míos. Colaboro con una asociación y ofrezco mi casa como refugio temporal mientras son adoptados. Pero tengo uno o dos como mucho.

—Ya sabemos que lo que la aleja del cómic le gusta menos, pero ¿qué cartel le habría gustado diseñar?

—¡Uf, no sé! Quizás el de algún festival. Glastonbury por ejemplo. No va mucho con mi estilo, pero me gustaría.

—Elija uno de estos cinco: Tintín, Astérix, Shin Chan, Mafalda o Son Goku.

—Me quedo con Mafalda, que fue algo superespecial. Me leí todas las tiras, pero tenía unas cintas de vídeo con unos episodios animados que me los aprendí de memoria.

—¿Qué es lo que más echa de menos de Galicia?

—Parecerá una tontería, pero echo de menos el agua del grifo. Y los paisajes: los bosques, los ríos, los acantilados...

—¿Celta o Dépor?

—No soy futbolera. En absoluto. De pequeña intentaba jugar en el colegio, pero los niños no nos pasaban nunca el balón, así que le cogí asco.

—Cuando tiene tiempo libre, ¿qué hace?

—Toco el clarinete. Aprendí cuando era pequeña. Luego lo dejé y hace unos años lo he recuperado. Y también voy a clases de baile urbano.

—Defínase en cuatro palabras.

—No me gusta decidir.

—¿Su mejor momento del día?

—Después de comer.

—¿Le gusta cocinar?

—Si tengo tiempo sí. Me gusta cocinar para los demás.

—Dígame una canción.

Goodbye de Toe, que es un grupo japonés de rock matemático.

—¿Qué es lo más importante en la vida?

—Disfrutar.