El teatro milanés decidió mantener la ópera de Musorgski pese a las peticiones de Ucrania para que cambiara el cartel
07 dic 2022 . Actualizado a las 17:17 h.La inauguración de la temporada operística este miércoles 7 de diciembre en La Scala de Milán demuestra una vez más por qué se trata de uno de los eventos anuales más importantes del mundo de la lírica. Pese a que la invasión de Ucrania ha generado una ola de rusofobia en Occidente, el célebre teatro ha hecho gala de su independencia al mantener su elección de una obra rusa para esta prima, el emblemático arranque del nuevo curso operístico que reúne a los principales personajes de la política y de la cultura de Italia. Se trata de la ópera Boris Godunov, una historia sobre las luchas de poder en el Imperio ruso, escrita por el compositor Modest Petrovic Musorgski adaptando a la lírica la obra del poeta y narrador Alexander Pushkin. El protagonista del libreto es el barítono ruso Ildar Abdrazakov, mientras que la dirección musical corre a cargo de Riccardo Chailly y la escenografía, de Kasper Holten.
«Cantaré en mi lengua y soy el intérprete más feliz del mundo», contó hace unos días Abdrazakov, que participa en su sexta velada de San Ambrosio, patrón de Milán. Sin querer meterse en jardines políticos, Abdrazakov dio las gracias a los responsables de La Scala por no ceder a las presiones para guardar en el cajón las obras rusas, como han hecho otros teatros. Es lo que pidió sin éxito el cónsul de Ucrania en Milán, Andrii Kartysh, que incluso lanzó una recogida de firmas a través de internet para cambiar el programa «porque la cultura es utilizada por la Federación Rusa para dar peso a su afirmación de su grandeza y poder».
Riccardo Chailly reconoció que en Boris Godunov será posible contemplar el «vértigo del poder», pero dejó claro que la elección no tiene nada que ver con la situación política actual: viene del 2018, cuando coincidió con Abdrazakov en la representación de Atila, con la que se inauguró la temporada operística aquel año. Fue el barítono el que le llevó unas partituras y ambos esbozaron así la idea de ocuparse en el futuro de Boris Godunov.
«Es una obra maestra absoluta, un hito del arte y no solo de la lírica, un patrimonio de la humanidad. Sería impensable que no fuéramos a completar un proyecto como este pensado desde hace años», explicó el prestigioso director de orquesta milanés. Pidió que no se mezcle esta prima con «la situación política internacional y el conflicto ruso-ucraniano».
El superintendente de La Scala, Dominique Meyer, que una semana después del inicio de la invasión rusa decidió prescindir del director ruso Valeri Guérguiev, que debía dirigir La dama de picas, por no pronunciarse en contra de la guerra, reivindicó igualmente el derecho a leer «sin esconderse» a Dostoievski o a Pushkin.
Tanto Meyer como Chailly rechazaron todo tipo de utilización política del proyecto e insistieron en que la posición pública de La Scala sobre el conflicto bélico siempre ha sido impecable y clara, no solo con la rescisión del contrato de Gergiev, sino también cuando, el pasado 4 de abril, el foro milanés organizó un concierto de carácter benéfico a favor de las víctimas de la invasión rusa de Ucrania.
Así, Meyer invitó a los asistentes a fijarse en el libreto de la obra, que «hace reflexionar al mostrar que tener el poder absoluto no hace obligatoriamente feliz». A su juicio, se trata de una «clave de lectura» que resulta muy clara en una escena, cuando el protagonista, el zar Boris, le muestra a su hijo la enorme extensión de Rusia en un mapa. «Viendo al niño me pregunto cómo va a hacer para controlar a todos esos pueblos. Será un poder que podrá ejercer únicamente sobre el papel. Por eso muchas guerras que se combaten hasta hoy no tienen sentido».
En el palco real de La Scala aguarda una fabulosa concentración de autoridades con motivo de la prima. Además de la primera ministra, Giorgia Meloni, estarán el jefe del Estado, Sergio Mattarella, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen. Tras el espectáculo se celebrará la famosa cena de gala, que no se convocó en los últimos años debido a las restricciones motivadas por el coronavirus.