Luis Landero: «Cuando termino las novelas para mí se acabaron, ni las releo ni pienso en ellas»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

El escritor Luis Landero, este septiembre en Santiago
El escritor Luis Landero, este septiembre en Santiago XOAN A. SOLER

El premiado autor considera que en el personaje está el germen de la obra

04 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Un premio siempre anima. Así lo considera Luis Landero (Alburquerque, 1948), ganador del Premio Nacional de las Letras 2022 por «su excelente escritura recuperando la tradición cervantina con dominio del humor y la ironía», y que recientemente también recogió en Santiago el Premio Novela Europea convocado por el Casino compostelano por Lluvia fina (Tusquets). Un galardón que compartió con Tatiana Tîbuleac por El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (Impedimenta).

  —En «Lluvia fina» hay mucha memoria y ese pasado que regresa. De algún modo, regresa la obra con el Premio Novela Europea puesto que después de ella usted ya publicó «El huerto de Emerson» y «Una historia ridícula». ¿Le da una percepción distinta de «Lluvia fina»?

—Cuando pasa el tiempo lo que sucede es que me olvido (ríe). Una vez que las concluyo, para mí se acabaron las novelas ni las releo ni pienso en ellas. Además, se me olvidan. Mientras las escribo me entrego en cuerpo y alma a las novelas, casi me las aprendo de memoria, pero una vez que las acabo ya no quiero saber nada ello.

—Explicó en varias ocasiones que la historia de «Lluvia fina» surge al leer una noticia de un enfrentamiento en un acontecimiento familiar. ¿Busca siempre el punto de partida en la realidad? ¿Es ese el detonante?

—Creo que ha sido la única que se me presentó como un flash, fue como una revelación. Creo que la novela ya estaba escrita dentro de mí o estaba ahí esperando. Al leer esa noticia se activaron en mí recuerdos personales, vividos por mí y también en familias ajenas. De pronto, todo este mundo de la familia como conflicto se me reveló como una historia fantástica y que me está pidiendo escribirla. Sí fue una suerte de revelación, incluso el título, que normalmente los pongo al final y me cuesta encontrarlos.

—Entonces, ¿las novelas germinan poco a poco en su cabeza?

—Normalmente, es un personaje. Yo tengo que ver un personaje, es lo más importante para mí. Igual que hay otros escritores que ven un paisaje, una imagen, un ambiente..., para mí es el personaje. Tirando del hilo de un personaje sale todo. Creo que en el personaje está todo el germen de la novela.

—En «Lluvia fina», ¿fue Aurora el personaje? Ella es la persona que escucha a todos.

—Fue el que más me contó encontrar. Yo empecé a explorar la historia. Primero tenía cuatro personajes, pero al final dejé tres y puse al cuñado. Pero lo más importante de esta novela es que no haya una verdad, que no haya un narrador omnisciente que diga cuál es la verdad, sino que cada personaje dé su versión de los hechos. Lo importante es que todos tengan razón, que todos son culpables, todos son inocentes. Entonces, no sabía cómo estructurar la novela para que en todo momento se vieran los tres-cuatro puntos de venta. Al final, al cabo de un mes o dos meses, se me ocurrió el personaje de Aurora. Para mí ella es la clave. Es un personaje del que se enamora uno porque todos hemos conocido una Aurora o «Auroro», que son esas personas que te escuchan, que no juzgan, que se limitan a escuchar, que te consuelan, el confesor, el confidente...

—¿Falta quien escuche como Aurora en esta sociedad?

—Creo que sí. Se ha perdido el hábito de escuchar, pero también porque vivimos mucho en la inmediatez. Todo es muy veloz y no hay tiempo de pensar.

«A veces, es cuestión de escribir y que me salgan dos o tres frases buenas»

Luis Landero dice que se encuentra en estos momentos en pleno proceso de «cortejo» con su nueva novela. «Es una historia que promete a las nueve de la mañana; una historia absurda a las 9.30 horas; es una historia maravillosa a las diez; es una historia que más vale tirarla a la papelera a las doce y cuarto [ríe]. Estoy con todas esas incertidumbres, si sabré contarla o no, todavía no conozco bien a los personajes... Además, yo soy muy inseguro hasta que, por fin, me pongo en plan seguro», explica.

—Entonces, ¿tiene que fermentar mucho antes la historia en su cabeza?

—Tengo que encontrar una manera de acceder, algo que me convenza. A veces, es cuestión de escribir y que me salgan dos o tres frases buenas, donde esté el tono, la música en la que se va a contar la novela... Se ha dicho muchas veces que la primera frase de la novela contiene el ADN de todo lo que viene después. Todo es cuestión de trabajar mucho.

—¿Se puede saber de qué tratará?

—No, es un poco complejo.

—¿Mirará hacia atrás? ¿Tirará de memoria?

—Hacia atrás siempre voy a mirar, no es una novela de ciencia ficción, pero porque no se me ocurren ese tipo de novelas.