Ángel Stanich: «Comprendo que haya a quien no le guste mi estilo y mi forma de cantar»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Ángel Stanich
Ángel Stanich

Una de las figuras más enigmáticas, singulares y brillantes del pop nacional actúa este fin de semana en Pontevedra y A Coruña

04 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Sobran dedos en una mano para contar las entrevistas que ha dado Ángel Stanich en su carrera. «La verdad es que no es una modalidad que me guste mucho practicar», se excusa. Este fin de semana ofrece dos conciertos en Galicia: Pontevedra (hoy, sala Karma, 22.00 horas, 20 euros) y A Coruña (mañana, Inn Club, 22.00 horas, 20 euros). En ellos presenta Polvo de Battiato (2021). Un título que por sí solo plantea un gran interrogante. «Hay un postre que se llama polvo de batata que hacía mi abuela y sigue haciendo mi madre. Lo junto con otro universo, el de Battiato y hago un juego de palabras como harían Les Luthiers», señala.

—Si no explica esos juegos en las entrevistas, su público nunca los va a entender. ¿Lo piensa?

—Es más interesante que la gente pueda llegar a ello sin que lo explique el artista. Es más satisfactorio, pero también es comprensible que, según qué juegos, sean tan personales que no lleguen a todo el que te escucha.

—¿Le mueve el placer de jugar con el lenguaje o es una manera especial de ver el mundo?

—Creo que en el juego también está la visión. Se juega y uno demuestra su forma particular de interpretar la realidad. O inventarse realidades paralelas.

—En casi todas las críticas que hay sobre usted aparece un término: surrealista. ¿Le gusta?

—La verdad es que me siento atraído por ello. Sí, creo que me identifico. No sé si soy digno de él, pero me gusta.

—En sus temas hay muchos flashes de actualidad. Habla del futbolista Ronaldo. A lo mejor, dentro de 20 años hay que explicar al oyente quién era.

—Sí, igual que nos tienen que explicar ahora quién era el General Custer. Hay muchas canciones mías pegadas a la actualidad. Las hemos incluido más en los epés que en los elepés. Me gusta jugar con el plano de un mundo imaginario y, de pronto, trasladar un plano de rabiosa actualidad.

—En «Nazario» cita su gol legendario en San Lázaro del año 1996. Dice que se llevó a seis.

—Luego lo he visto otra vez y eran tres, aunque los pasa varias veces. Pero ya se sabe que la rima es la que manda.

—¿Metió más defensas en la secuencia para que le rimase?

—Espero que me perdone el señor Caneda y compañía.

—Además del toque surrealista, su música está regada de humor.

—Sí, son dos ríos que rodean mis canciones. Siempre es así. El humor a veces es casi negro. Otras está tan encriptado que es casi local. Humor muy de cafeteros.

—¿Da lugar a malentendidos?

—Sinceramente, creo que si mis canciones estuvieran más expuestas y sonasen en altavoces más generalistas yo quizá tendría algún problema [risas]. Pero como nuestro crecimiento ha sido más de boca a boca, pues no hay tanta polémica. Se comprenden en el contexto de la canción, donde muchas veces incluso habla un personaje, no yo.

—Cuando se escucharon los versos «tu amor no arde / solo escupe fuego» muchos vieron al próximo gran artista del pop-rock nacional. ¿Lo supo al componerla?

—No tengo un radar para esas cosas. Cuando empezamos a notar que esa canción [Escupe fuego] funcionaba fue una gratísima sorpresa. Pero no lo vi venir. Luego noté que llega especialmente a la gente. Quizá por los tempos. Y el amor, que es universal y no sale mucho en mis temas.

—Entonces se convirtió en un personaje de amor/odio. Dentro del mundillo musical español en el 2018 era casi obligatorio pronunciarse sobre usted.

—De eso tampoco me enteré. ¿Qué pasó? ¿Cómo quedó?

—Pues a los que les gustaba se mantuvieron. Los detractores parece que lo han olvidado.

—A ver, yo siempre lo he comprendido. Mi estilo es el que es. No se parece a nada. Mi forma de cantar, tampoco. Comprendo que haya a quien no le guste.

—Había quien no soportaba su modo de cantar.

—Sí, he ido cambiando un poco la forma. Pero está claro que no voy a ser nunca Tom Jones u Al Stewart. Aunque me gustaría.

—¿Por qué hace canciones?

—Porque tengo mucho mundo interior. O eso quiero pensar, que hay mucho donde rascar. Seguiremos mientras haya fuego.

—El último disco surgió en plena era covid. ¿Fue una explosión de inspiración con tanta actualidad?

—Sí, había tanto de lo que poder sacar chicha que a uno hasta se le atropellaban las ideas en la cabeza. Tenía un montón de canciones abiertas cruzándose.

—¿Lee lo que se dice sobre usted?

—No todo, pero alguna cosa sí.

—¿Qué piensa?

—Siento decirlo, pero la mayoría es lo que yo he querido transmitir. Es una especie de fusilamiento de las notas de prensa que escribimos entre la discográfica, el mánager y yo. Es un poco un mensaje teledirigido. Se repite.

—Su actitud de no conceder casi entrevistas genera mucho misterio alrededor de su persona.

—Soy celoso de mi privacidad.

—¿Se siente una «rara avis» en la sobreexposición de las estrellas del pop en el mundo digital?

—No es que me quiera vanagloriar de ello, pero creo que se agradece un poco que no todo el mundo requiera de la máxima exposición a cada momento.