Luz Gabás: «Lo que se juega aquí es el prestigio»

H. J. Porto BARCELONA / E. LA VOZ

CULTURA

Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968), con la estatuilla que acredita su triunfo en el Planeta 2022.
Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968), con la estatuilla que acredita su triunfo en el Planeta 2022. Toni Albir | Efe

«Este premio es para toda la vida», dice la escritora aragonesa, que resta importancia a la bolsa del millón de euros del Planeta

17 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la escritora del millón de euros. Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968) se impuso este sábado en el Premio Planeta —tomando el relevo del trío de guionistas oculto tras Carmen Mola— con su novela Lejos de Luisiana, en la que sigue su triple fórmula de oro: escribir un libro que enseñe algo, entretenga y conmueva.

—No he pensado en el dinero. Para mí, lo que se juega aquí es el prestigio. Esto es para siempre, para toda la vida. El dinero se va.

—Bueno, es un pelotazo...

—El dinero me concede tiempo. Los escritores somos autónomos que trabajamos por proyectos, como los arquitectos. Con esto gano tranquilidad. El dinero, entre Hacienda, la hipoteca, los hijos y ese tiempo... pues ya está.

—Disfruta en la novela histórica.

—Es curioso, ha sido algo tardío en mí. Me ha gustado siempre leer novela histórica porque aprendo, porque me entretiene, pero nunca pensé que acabaría escribiéndola. La novela histórica te engancha, encuentras un contexto histórico sobre el que quieres aprender, te sumerges en él, empiezas con la documentación... Y tiene el mismo significado que tenía la novela histórica original de Walter Scott en el siglo XIX: te evades pero te sirve para reflexionar sobre tu presente, que es lo que yo hago, aprender del contexto que me toca vivir sumergiéndome en otro.

—Y vuelve al colonialismo, como en «Palmeras en la nieve».

—El caso de Palmeras en la nieve tiene que ver con que mi familia había formado parte de ese mundo, y yo quería destriparlo. Lo de Luisiana es muy diferente al colonialismo de Guinea Ecuatorial. España gana un territorio inmenso que le entrega Francia, que no produce como América del Sur. España no sabía bien qué hacer con él. Pero es también su papel en la Guerra de la Independencia de EE.UU. He encontrado muy pocas similitudes con otros momentos históricos. Median 200 años entre ambas novelas, pero en contextos coloniales hay relaciones de poder, humanas, de amor, matrimonios y mezclas... Todo conflicto es bueno para escribir una novela, y en un escenario colonial, sin duda.

—¿Tiene algo que ver en el origen de la novela su cuento sobre la mujer de Bernardo de Gálvez?

—Conocía la historia de EE.UU. porque estudié allí COU. Pero el cuento me hizo buscar otro ángulo diferente al de las batallas o al de otros autores. Me centré en una mujer, Felicitas de Saint-Maxent, esposa del gobernador Bernardo de Gálvez. Y ese personaje me sirvió para esbozar después el de la protagonista de la novela, que es Suzette Girard. Gracias al cuento empecé a tirar del hilo y me enganché. Me di cuenta de que estaba ante El último mohicano español, ante nuestra novela sobre el mundo indio en Luisiana.

—Aquella protagonista no tiene demasiado peso en esta novela.

—Felicitas se queda aquí en personaje menor: su vida no servía a mis propósitos, no podía cambiarla para desarrollar mi historión de amor. Pero hay etapas de la vida de Felicitas que corren paralelas a las de la protagonista Suzette, e incluso ambas comparten barco en un viaje a México y llegarán también juntas a Madrid.

«Hubiese sido feliz siendo granjera»

Luz Gabás niega que esta novela proponga reivindicación alguna ni que aliente una especie de espíritu patriótico. Es solo una historia atractiva, no se rescata nada, alega, «solo el conocimiento del pasado sin complejos».

—Que cada uno haga las interpretaciones que quiera. Mi empeño es el rigor histórico. Reivindicar suena a una intencionalidad de ensalzar algo por encima de lo normal. Y no, la filosofía es «aquello sucedió así, y punto».

—Reivindica el placer de leer.

—Sí, y el de descubrir algo que desconocías. No hay motivación política detrás ni quiero denunciar; yo no denuncio, yo escribo.

—¿Cómo es como lectora?

—Leo lo que cae en mis manos. Me gusta mucho leer. Y leo con ganas lo que escriben mis amigos escritores, les quiero mucho y cuando salen sus novelas soy la primera en buscarlas. Las últimas que he leído son las de Rosario Raro El cielo sobre Canfranc y Máximo Huerta Adiós, pequeño.

—¿Es importante vivir en el Pirineo, lejos del mundanal ruido?

—Eso es un cliché. Llevamos la misma vida que en la ciudad, y estamos estresados. Trabajamos, llevamos los niños al colegio, hay que ir a la compra, tenemos muchas obligaciones, estamos lejos de todo y nos pasamos el día conduciendo. Hay estrés, pero tienes la recompensa inmediata del paseo, la naturaleza, el campo. Gozo viendo las vacas pacer. Yo hubiese sido feliz siendo granjera.