Luz Gabás sucede a Carmen Mola en el trono del millón de euros del Planeta

Héctor J. Porto BARCELONA / LA VOZ

CULTURA

La autora Luz Gabás, ganadora del Premio Planeta
La autora Luz Gabás, ganadora del Premio Planeta Kike Rincón | EUROPAPRESS

La autora se impone con una novela histórica colonial sobre la Luisiana

16 oct 2022 . Actualizado a las 17:18 h.

Dos mujeres, no son tres, ni cuatro, ni escriben compinchadas, ni lo hacen detrás de un seudónimo, más allá del que usaron para concursar. Esa es toda la sorpresa. Luz Gabás Ariño y Cristina Campos Mercader. Son respectivamente la flamante ganadora del premio Planeta 2022 y su flamante finalista, que se llevan un millón de euros la una, y 200.000 la otra. Tampoco habrá fichaje espectacular, ambas pertenecían ya a la nómina del hólding editorial que fundó José Manuel Lara.

Tras agradecer el apoyo del jurado, Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968) dijo que esta obra había sido «todo un reto como escritora» y concluyó asegurando que estaba orgullosa de sí misma. Llevaba un tiempo en un discreto plano Gabás, en una calma pirenaica, y ha regresado por la puerta grande. Poco se sabía de ella desde antes de la pandemia, tras la publicación de aquella novela El latido de la tierra (2019), un canto a la dignidad de la vida rural, a la España despoblada. Apenas participó en la antología coordinada por Sergio del Molino Historias del Camino. Ficciones y verdades en torno al Camino de Santiago, en la que los peregrinos tomaban el protagonismo. Ahora ha vuelto como un huracán para tomar el relevo a la tríada de guionistas detrás de Carmen Mola y hacerse con la codiciada bolsa que acredita al vencedor del Planeta.

Bajo el seudónimo de Hoja de Fresno y con una obra titulada Lejos de Luisiana, concurrió al galardón literario mejor dotado económicamente del mundo y se impuso entre los 846 aspirantes. Según detalló el escritor Juan Eslava Galán, como portavoz del jurado, se trata de una novela coral y en la que el amor tiene un peso relevante. El libro viaja a la Luisiana, en un momento, a finales del siglo XVIII, en que la colonia francesa pasa a manos españolas, «un territorio en precario equilibrio en donde conviven diferentes etnias y culturas». En este muy convulso escenario se desarrolla la historia romántica entre un indio y una súbdita francesa, «una historia de amor inquebrantable», como dijo la autora al agradecer el reconocimiento.

Es un mundo que Gabás —para quien la novela histórica constituye «la mejor forma de conocer el pasado»— ya había visitado en un cuento, Tú sola, que escribió para una antología editada por Zenda e Iberdrola en el 2018: Bajo dos banderas, que ahondaba en el papel de España en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos. Felicitas, la esposa de Bernardo de Gálvez, el héroe de esta epopeya española allende el Atlántico —«su nombre siempre se asociará a Manchac, a Baton Rouge, a la Mobila o a Pensacola», subrayaba—, era el motor de la pieza. El texto cobraba forma de carta, que escribía evocando aquellos difíciles días una personalizada Nueva Orleans. El relato reivindica la figura de la mujer que se ocultaba detrás de aquel hombre preeminente, y cómo ella lo había enterrado o había parido y criado sus hijos en soledad.

Si Luz Gabás es popular sobre todo por Palmeras en la nieve —adaptada al cine en el 2015 por Fernando González Molina de la mano de Atresmedia—, la finalista Cristina Campos (Barcelona, 1975) tiene en su haber también un gran éxito, Pan de limón con semillas de amapola (2021), novela que llevó a la gran pantalla el realizador Benito Zambrano con la producción de Filmax, firma fundada por el empresario fonsagradino Julio Fernández.

La autora Luz Gabás, ganadora del Premio Planeta, junto a la finalista, Cristina Campos
La autora Luz Gabás, ganadora del Premio Planeta, junto a la finalista, Cristina Campos Kike Rincón | EUROPAPRESS

Directora de cásting y escritora tardía, Campos se presentó al Planeta bajo el seudónimo de Gabriela Hausmann y con una obra titulada Historias de mujeres casadas. La protagonista es Gabriela, periodista, madre y esposa, que se ve inmersa en una doble vida que «empieza con la entrega únicamente del cuerpo pero termina por alcanzar también a su alma», avanzó la autora. Eslava Galán explicó que la autora propone casi un tratado sociológico en este proyecto. «Con un tratamiento realista, aborda los amores y vivencias de tres mujeres que se relacionan entre ellas y viven en la sociedad actual», subrayó para anotar que la protagonista es una mujer casada que, después de muchos años de feliz matrimonio, ve cómo el amante imaginario con que había soñado se hace realidad. Ella y sus compañeras de trabajo «recorren todos los temas vinculados a la feminidad, la sororidad, el poder del amor y la honestidad».

Se impusieron así ambas a los otros siete finalistas —descartada previamente La niña del castillo de los almendros en flor, de Fernando Preto Rodríguez, al haber sido autoeditada en el 2021 en una plataforma digital—, entre los que se hallaban El avionazo, una historia de Frida y Marilyn, que novelaba a partir de la desaparición del cuadro de Frida Kahlo El avionazo, visto por última vez en los años 30 en poder de Edward G. Robinson. El relato lo firma sin ocultar su identidad José Manuel Mata Muñoz y juega con el género biográfico.

Lo que decayó este año entre los candidatos, aseguró Eslava Galán, fue el interés por las tramas costumbristas y las ambientadas en la Guerra Civil.

Gabás ahonda «en la tensión entre la pasión y la razón»

Luz Gabás coincidió con Eslava Galán al definir su novela Lejos de Luisiana como coral. Y explicó que se embarcó en esta historia «sobre el enorme territorio que en el siglo XVIII España poseyó en el corazón de Norteamérica». Dijo que, además de romance, el lector hallará en sus páginas los condimentos de la lealtad y la traición, y que con ella había querido ahondar «en la tensión entre la pasión y la razón». La vida —incidió— es como un río que a veces fluye manso y otras se desborda inundándolo todo a su paso. Fue en la pandemia cuando afrontó esta empresa, en años muy difíciles en su vida personal, pero que, como el fresno, símbolo de la reencarnación y de la inmortalidad, se mantuvo sin flaquear y sin ceder al desaliento, subrayó para apelar a su condición aragonesa.

En Historias de mujeres casadas, Cristina Campos se mantiene en el tiempo actual para encarar un relato sobre el adulterio y la fidelidad, aspectos que se debaten en tres mujeres de su misma edad, que «diseccionan sus propios matrimonios». Campos quiso mandar un mensaje al Gobierno para abogar por una educación que no sacrifique la creatividad por lo memorístico. Ella, dijo, fue una alumna nefasta. Que ningún padre se desespere, incidió, su hijo mal estudiante puede acabar siendo finalista del Planeta.