Goyo Jiménez: «Lo más parecido al humor en el sentido estricto es lo que hacen los gallegos»

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

CULTURA

El humorista vuelve a Galicia con el fin de la trilogía «Aiguantulivinamerica 3», un espectáculo en el que repasa con ironía la cultura americana para reflejarla en el espejo español

23 sep 2022 . Actualizado a las 09:46 h.

Goyo Jiménez se siente muy a gusto en Galicia. Y lo dice en serio. Para risas, ironías y dobles sentidos mejor asomarse a su espectáculo Aiguantulivinamerica 3, que estará el día 17 de septiembre en A Coruña, el 18 en Ourense, el 22 en Santiago, el 24 en Vigo y el 26 en Vilagarcía. El humorista le da un buen repaso a la cultura americana, el espejo en el que muchos quieren reflejarse. 

—¿Por qué se le dio por el tema americano?

—En realidad es una herramienta para mirarnos a nosotros. Lo que vemos de allí es lo que nos llega por su cultura: sus películas sus series, su música sus cómics... Es una sociedad idealizada, e igual que Jonathan Swift utiliza Los viajes de Gulliver para juzgar a Inglaterra, yo uso esa América idealizada para juzgarnos a nosotros mirándonos en ese supuesto espejo perfecto.

—Nos vendieron el sueño americano... ¿cómo sería el sueño español?

—Creo que hay una broma en redes sociales que dice: «mejor la siesta que el sueño americano». Para mí el sueño español ideal sería despertarme en un país en el que la mayoría de la gente esté contenta. Eso ya sería bastante, pero es un imposible, porque hemos nacido para estar crispados y enfadados, pase lo que pase.

—¿Cree que no sabemos tomarnos la vida con humor?

—Realmente no. Creo que nos reímos mucho, pero siempre que sea de otro. Tenemos una capacidad enorme para reírnos de otro, pero el humor verdadero, el que hace autocrítica de uno mismo, ese nos cuesta mucho.

—Pues nos va a hacer falta para la que se nos viene encima.

—Sí, pero volveremos a crisparnos, porque cuando hablamos de todos los defectos de España nos olvidamos de que España está hecha de nosotros. No está hecha de unos seres imaginarios, somos nosotros los que, en el día a día, tenemos esa capacidad para juzgar los comportamientos de los demás. Pero, insisto, autocrítica cero.

—¿El discurso político hoy es de risa?

—El discurso político (de los unos y de los otros) hoy no existe. La política se ha convertido en una especie de Instagram donde se dicen cosas para que la gente te dé likes. Además, para tener un discurso político hay que tener gente que lo entienda. Y tenemos un grave problema de comprensión lectora, de entender de política, de leyes... Todo el mundo opina con un desconocimiento absoluto, como del fútbol. Pero hay que opinar ,gritar en el bar... y ya está

—¿Un problema, quizás, de educación?

—Sí, sí, cada vez vamos a peor. Estamos cada vez peor educados en este sentido: podemos saber muchas más cosas de tecnología, pero nos volvemos unos inoperantes sociales. Desconocemos cómo debe funcionar una sociedad y somos pasto fácil de quien quiere manejarnos. Al final estamos todos al like y a lo que me gusta escuchar.

—Ahora que está de gira por España: ¿Eso de que el humor es diferente en cada zona es topicazo?

—Te digo una cosa que siempre he dicho: lo más parecido al humor en el sentido estricto del término es lo que hacen los gallegos: el concepto de la retranca, de la ironía, no saber si una persona te está diciendo una cosa en un sentido o en el otro... Uno de mis literatos preferidos que es Wenceslao Fernández Flórez, que era gallego, y no hay más que ver su obra para ver lo que de verdad es el humor literario. Es cierto que la actitud del inconsciente colectivo gallego es esa, el maloserá, en lugar del «será bueno». Esa es una de las bases de la construcción del humor, el darle la vuelta a todo buscando esa ironía.

—¿De un humorista siempre se espera que sea gracioso a nivel personal?

—Se espera que seas gracioso, que seas el alma de la fiesta... es lo lógico. Pero yo estoy convencido de que la mayor parte de los humoristas esconden dentro una profunda visión deprimente del mundo. La risa es una forma de defenderse, y ya está. Esto lo tengo comprobado después de conocer a talentos del humor que en el fondo son personas, cuando menos, bastante pesimistas.

«Hace falta más gente como Gila»

 Subirse a un escenario para conectar con el sentido del humor es algo que, antes de Goyo Jiménez hicieron otros muchos en España.

—¿Tenemos una buena base de cómicos y humoristas en este país?

— Nuestra forma de definirnos necesita el humor, no nos entendemos ni nos explicamos sin él. En este país no tenemos épica, no tenemos al rey Arturo, ni al caballero Roldán; pero tenemos el acento de Valle Inclán, otro gallego que entiende que hay que deformar la sociedad para mostrarla, y tenemos la tragicomedia, tenemos la Celestina, tenemos don Quijote, la picaresca....

—Y también tenemos a Gila y a Chiquito.

—Son dos extremos opuestos, porque lo de Chiquito era una forma particular de ver el mundo, que tiene mucho que ver con crear su gramática propia; mientras que lo de Gila es bastante más universal. Traducido haría gracia en todos los idiomas, porque él está viendo el absurdo de la guerra, de la convivencia o de cualquier situación humana, que es lo que destaca el humor. A mí me preocupa la gente que se toma demasiado en serio. Hace falta más gente como Gila que les diga: «no te tomes tan en serio ni a ti ni a tu patria, ni a tus intereses, porque vamos a acabar todos en el mismo sitio, el camposanto». No sé a qué viene tanto empacho por tomarse tanto en serio si la broma al final está escrita ya.

—¿Le apetece volver a Galicia?

—Claro, estoy muy contento de ir a Galicia porque le tengo mucho cariño, tenemos casa en Ribeira y soy muy feliz cada vez que voy. El primero que va a gozar de esta gira voy a ser yo.