Los demoledores diarios de Patricia Highsmith

M. Lorenci MADRID / COLPISA

CULTURA

En más de 8.000 páginas refleja su misoginia, las dudas sobre su sexualidad o su alcoholismo

09 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En vida fue más que celosa de su intimidad. Más interesada en sus gatos que en sus semejantes, ganó fama de misántropa y mantuvo un aura de secretismo. Pero ahora los perfiles más oscuros, chocantes y controvertidos de Patricia Highsmith (Fort Worth, Texas, 1921- Locarno, Suiza, 1995) emergen con la publicación de Diarios y cuadernos 1941-1995 (Anagrama). Al morir, la escritora estadounidense y creadora de Ripley dejó 18 diarios y 38 cuadernos guardados entre la ropa de cama en un armario. Son más de ocho mil páginas en las que se ha sumergido su editora, Anna von Planta, responsable de la selección de casi un millar de paginas que ahora sale a la luz y que se presentó recientemente en Barcelona.

Sus manuscritos iluminan «con todas sus complejidades y contradicciones» la zona oculta de Highsmith. La maestra de la intriga aborda episodios cruciales de su vida y habla de su misoginia, su alcoholismo y sus fobias. Vierte sus contundentes y polémica opiniones y muestra la «cocina» de su universo literario. Permite constatar que su más célebre personaje, el sociópata Tom Ripley, «es el fruto destilado de sus demonios interiores».

Los textos recorren toda la vida de Highsmith, desde su época de estudiante en Estados Unidos hasta sus últimos años en Suiza. Desvelan las dudas juveniles de la autora sobre su identidad sexual. Sus noches salvajes en el Greenwich Village neoyorquino de los años cuarenta, junto a personajes como Judy Holliday y Jane Bowles. Habla de los primeros atisbos de su vocación literaria y del temprano éxito de Extraños en un tren que Alfred Hitchcock llevó pronto al cine. Aborda su paso por la colonia de artistas de Yaddo, junto a Chester Himes y Flannery O’Connor, y su «prolija y convulsa vida amorosa», que refleja en parte El precio de la sal, la novela de amor lésbico que Highsmith publicó con seudónimo para evitar el escándalo y que retitularía como Carol.

Highsmith a quien su amigo Graham Greene llamó «la poeta de la aprensión» elaboró tablas donde clasificaba y comparaba a sus amantes. Fue comunista en su juventud y con solo 21 años dejó escrito que no estaba «interesada en la gente, en conocerla». «Pero estoy sumamente interesada en una mujer en un portal oscuro de la calle Once», agregaba. «Me trae sin cuidado la humanidad en los individuos. Me trae sin cuidado cómo les huele el aliento», afirmó en sus diarios. Deja comentarios antisemitas, racistas y misóginos, como cuando señala que las mujeres «siguen siendo marionetas, nunca están solas, nunca están a gusto solas, siempre buscan un amo, un compañero, alguien en el fondo que les dé órdenes u orientación». También frases lapidarias como que «la melancolía es ausencia de dirección», o que «vivir satisfactoriamente estriba en ser abnegado sin preguntar por qué».

«Durante toda su vida Highsmith se construyó una coraza y una máscara para protegerse y ocultarse del mundo, pero se quita ambas en estas páginas y se muestra visceral y descarnada, con una incansable pasión por vivir y escribir: una creadora con un mundo interior tormentoso y una mujer dolorosamente humana», dicen sus editores.

Un festín de alta literatura rabiosamente entretenida

Patricia Highsmith fue una de las escritoras más perturbadoras y originales de su generación. Todo un clásico de la literatura de suspense y muy bien tratada por el cine que adaptó muchas de sus novelas, se hizo universalmente famosa por Extraños en un tren y la pentalogía dedicada al personaje de Tom Ripley. Además de Extraños en un tren, en su bibliografía brillan títulos como El cuchillo, Carol, El talento de Mr. Ripley, Mar de fondo, Un juego para los vivos, Ese dulce mal, El grito de la lechuza, Las dos caras de enero, La celda de cristal, Crímenes imaginarios, El temblor de la falsificación, El juego del escondite, El amigo americano, El diario de Edith, Tras los pasos de Ripley, Gente que llama a la puerta, Ripley en peligro y Small G: un idilio de verano. También firmó los libros de relatos Pequeños cuentos misóginos, Crímenes bestiales, Sirenas en el campo de golf, Catástrofes, Los cadáveres exquisitos, Pájaros a punto de volar o Una afición peligrosa. Es decir, un festín de alta literatura rabiosamente entretenida.